Túnez detiene a partidarios de Ben Ali para contentar a los manifestantes
Arrestados dos ex ministros y los propietarios de un canal de televisión
Algunos expertos estiman que es una muestra del nerviosismo de un Gobierno incapaz de frenar las manifestaciones en Túnez y que está dispuesto a sacrificar a cualquiera para contener la furia de los tunecinos que exigen un Ejecutivo sin vestigio alguno del régimen depuesto. Larbi Nasra y su hijo, propietarios del canal de televisión privado Hannibal TV, fueron detenidos ayer y acusados de alta traición por tratar de abortar la revuelta popular, difundir información falsa para provocar un vacío constitucional e incitar a la violencia para promover el regreso del dictador Zine el Abidine Ben Ali. Incluso algunos activistas de derechos humanos mostraban su recelo por la decisión del Ejecutivo.
Cientos de personas desafían el toque de queda en la kasba de la capital
Seguramente, no habrá ninguna oposición al arresto domiciliario al que fueron sometidos ayer dos estrechos colaboradores del tirano: Abdelaziz Bin Dhia, ex ministro de Defensa y jefe de los consejeros de Ben Ali, y Abdalá Kalal, ex ministro del Interior, según informó la agencia estatal de noticias TAP. Aguardarán ahora los resultados de las comisiones de investigación que ha constituido el Gabinete interino para esclarecer los crímenes cometidos durante la revuelta civil -alrededor de 120 personas han fallecido por disparos de la policía o de la guardia del ex presidente o en motines carcelarios- y la corrupción de Ben Ali y su entorno familiar. Las autoridades también informaron de que Abdelwahad Abdalá, asesor político del dictador, es también buscado por las fuerzas de seguridad, pero que de momento se halla en paradero desconocido. A buen recaudo se hallan ya otros 33 parientes de Ben Ali y de las familias que saquearon los bienes del Estado. Solo se conoce el nombre de uno de los encarcelados: Imad Trabelsi, sobrino de la esposa de Ben Ali.
Mientras, en las calles, la protesta prosigue. Cientos de tunecinos procedentes del interior agrícola -muchos de ellos de Sidi Bouzid, ciudad en la que se inmoló el 17 de diciembre Mohamed Bouazizi, dando pie al estallido del alzamiento civil- recorrieron la arteria principal de la ciudad desde primera hora de la mañana, para terminar asentándose en la plaza de la Kasba, sede de la oficina del primer ministro y de varios departamentos del Gobierno, abarrotada por momentos. Los manifestantes, provistos de alimentos y agua y a pesar del toque de queda, prometen no abandonar el lugar hasta que el jefe del Ejecutivo, Mohamed Ghanuchi, y varios miembros del Gabinete que sirvieron anteriormente a Ben Ali renuncien a sus cargos.
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