Moneda de cambio
Estos días pasados se habló de la posibilidad de incluir la ampliación de vida de las centrales nucleares, también la de Garoña, en el marco de las negociaciones que se están manteniendo para el futuro de las pensiones. Posteriormente se desmintió tal posibilidad, los sindicatos se sintieron ofendidos con la oferta, y el Gobierno se desdijo.
Los trabajadores de Garoña asistimos atónitos al espectáculo de ver cómo nuestro futuro está siendo utilizado como moneda de cambio: si interesa electoralmente se cierra, pero que si hace falta firmar no sé qué acuerdo, se vuelve a abrir. Nos parece una vergüenza que un Gobierno utilice el futuro de más de 1.000 trabajadores de manera tan irresponsable y frívola. Por favor, sean serios y rectifiquen con Garoña, como han hecho en otros muchos asuntos. Garoña tiene que seguir funcionando, porque no hay ninguna razón técnica ni económica para que deje de hacerlo. Más bien todo lo contrario, cerrar Garoña en 2013 es una medida profundamente antisocial, antieconómica y en contra de toda lógica que va a suponer más paro, más crisis, más emisiones de CO2 y electricidad más cara.
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