Pinganillos, sí
¿Tan difícil es llamar a las cosas por su nombre? No existe la traducción simultánea: en el Senado, los intérpretes de las "otras lenguas españolas" en las cabinas de interpretación simultánea hacen su trabajo: interpretar. A no ser, claro está, que estén delante de un ordenador traduciendo discursos escritos que luego envían por correo electrónico a los senadores. Se interpreta la oralidad, se traduce un texto escrito. Por cierto, permítanme decir que no es el mejor momento para este gasto: llega 33 años tarde. Bienvenida sea la interpretación simultánea.
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