Las buenas intenciones
La excelencia del fin no justifica la prevaricación de la ex alcaldesa socialista de Torrejón
La dirección del Partido Socialista de Madrid (PSM) que encabeza Tomás Gómez ha decidido mantener como secretaria de Organización a Trinidad Rollán, ex alcaldesa de Torrejón, condenada a ocho años de inhabilitación por un delito de prevaricación. Rollán aprobó en 2001 un convenio urbanístico ilegal a sabiendas de que lo era. Las razones alegadas por Tomás Gómez para justificar su decisión son que la sentencia, que será recurrida, no es firme y que la ex alcaldesa no se lucró, por lo que no es un asunto de corrupción, sino administrativo.
Según el líder del PSM, su partido "echa" a cualquiera que incurra en comportamientos corruptos, pero defiende "a la gente que es inocente por razones de justicia". Es un argumento de un subjetivismo extremo que comparte Trinidad Rollán al declarar: "Volveríamos a hacerlo". Efectivamente, la sentencia no aprecia lucro personal, pero sí delito en la aprobación, pese a los informes negativos del secretario y del interventor, de un convenio que incluía la cesión de terrenos municipales, soslayando la obligación de acudir a la subasta como medio de enajenación de los mismos.
Rollán y los concejales condenados con ella han dimitido de sus cargos actuales en el Ayuntamiento y han afirmado que no irán en las listas de mayo, lo que ha sido presentado por su partido como muestra de escrupulosidad, dado que la sentencia no es firme. Pero los socialistas han exigido la renuncia de cargos del PP desde el momento de la imputación o al menos del procesamiento formal. Admitir la inhabilitación para el cargo externo pero rehabilitarla para el interno supone relativizar un delito grave. Pero es también un error político: ¿con qué autoridad podrá actuar en eventuales casos de comportamientos corruptos de ediles de su partido una secretaria de Organización condenada por prevaricación?
Lo más singular del caso es que la insistencia en que no hubo lucro personal se asocie al recordatorio de que el convenio tenía por fin la construcción de 116 viviendas de protección oficial. Como si las buenas intenciones con que se comete un delito lo exculpase. El PSOE viene manteniendo que la diferencia entre su partido y el PP no es tanto (o solo) la cantidad de escándalos sino la diferente reacción cuando se producen. La de Tomás Gómez, en este caso, cuestiona esa distinción.
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