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La iglesia de San Antón pide a su patrón una restauración urgente

El templo acoge hoy la bendición anual de animales acosada por las obras

Filtraciones de agua, grietas centenarias que cada año se hacen más grandes, vidrieras rotas, fallos en el suministro eléctrico... La iglesia de San Antón, en el barrio de Chueca, celebra hoy el día de su patrón y la tradicional bendición de los animales mientras espera que el Ayuntamiento -propietario del edificio- comience la prometida restauración. Acorralado desde 2008 por las obras de la nueva sede del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), que ocupará los casi 6.000 metros cuadrados de las antiguas Escuelas Pías, el templo de la calle de Hortaleza ha sufrido la insistencia de los golpes de más de dos años de obras.

"No es ya solo que no se restaura lo que estaba mal, sino que se está destruyendo lo que había", explica Juan Martínez Villar, párroco de San Antón desde hace seis años. El ejemplo más claro está en la vidriera lateral del altar mayor: dos metros de cristal que se vinieron abajo por los fuertes golpes en el solar de al lado. "La ventana cayó hacia dentro, y muchos cristales se quedaron en la cornisa. Algunos días, aparecían trozos en el suelo y sobre el equipo de música. Este es el tercero que compro ya", explica Villar. Ahora en lugar del cristal hay una enorme bolsa de basura negra para proteger el interior de la lluvia.

Las goteras están disolviendo el pan de oro de un retablo del siglo XVIII

Precisamente cuando llueve se multiplican los problemas. El párroco recuerda que hace unos meses estuvieron unos operarios del Ayuntamiento "para arreglar los canalones", pero el muro lateral de la iglesia, que no está impermeabilizado, cala cada vez que llueve. Villar muestra preocupado unos goterones dorados que hay en la hornacina de una Magdalena penitente del siglo XVIII de la escuela de Pedro de Mena: el agua ha traspasado la pared y ha llegado al retablo, disolviendo el pan de oro. "En otra zona también oigo agua, pero no sé por dónde sale", explica el párroco.

El resto de la capilla aún lo ocupa el belén. Suena una pequeña explosión: es una de las bombillas que alumbra una casita del escenario navideño. "Pasa muchas veces", explica Villar. El suministro eléctrico es otro problema, ya que de las tres fases, solo han dejado dos con las obras. "Cuando lo encendemos todo, se funden los plomos. Ni siquiera puedo conectar una estufa, porque nos quedamos a oscuras", explica. Desde el incendio de 1995 -que destruyó el colegio y llegó a los ventanales de la iglesia-, los cables cruzan las paredes de una manera poco estética para un edificio neoclásico de estructura barroca, y la claraboya que está sobre una réplica de La última comunión de San José de Calasanz, de Goya, aún aparece ennegrecida por el humo.

Según el párroco, el Ayuntamiento prometió que comenzaría la restauración de esta iglesia cuando terminaran las obras en la sede del Colegio de Arquitectos -el nuevo complejo incluirá también instalaciones sociales y culturales- en la primavera de este año. Sin embargo, en el pregón de San Antón del sábado, aprovechó para pedir al Consistorio unas obras previas a la remodelación total de la iglesia. "Pido que la miméis, y que impidáis que se siga deteriorando más", solicitaba Villar, que también ve necesaria la reparación de las grietas que se abren paso desde hace décadas en la zona alta del coro y el acuchillado del deslucido suelo de madera de la iglesia.

A pesar de todos los desperfectos, la iglesia se llena cada año por San Antón. Algunos parroquianos ya aguardaban ayer por la tarde con sus mascotas para la bendición. "No hay riesgo para los fieles, no es peligroso", concluye Villar.

Juan Martínez Villar, párroco de la iglesia de San Antón, muestra la vidriera rota por las obras del futuro Colegio de Arquitectos.
Juan Martínez Villar, párroco de la iglesia de San Antón, muestra la vidriera rota por las obras del futuro Colegio de Arquitectos.LUIS SEVILLANO

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