"El ser humano necesita grandes retos"
Son casi las cuatro de la tarde. Marc Coma (Avià, Barcelona; 1976) acaba de ganar por tercera vez el Rally Dakar con KTM. Apenas le ha dado tiempo a darse una ducha, rapidísima, y bajar a comer al restaurante de la esquina un buen trozo de carne a la brasa. Su equipo le espera. Entra al local, mira a la barra y exclama: "¡Quiero una cerveza Quilmes así de grande!". Y Quilmes para el campeón.
Pregunta. Confiesa su mochilero, Joan Pedrero, que lloraron como niños al llegar a Baradero.
Respuesta. Fue emocionante. Quieras o no, hay mucha tensión acumulada y cierta presión. En el momento de atravesar la meta, te dejas llevar. Yo diría que casi todos los miembros del equipo, hasta el más serio, soltó la lagrimita.
"Me gustaría cambiar la moto por el coche. Diría que a medio o largo plazo todavía"
"Antes era un poco rebelde, un poco antisistema. Supongo que he madurado"
P. Ya van tres victorias en el Dakar. ¿Las sensaciones son diferentes?
R. Es curioso, pero son completamente diferentes. La primera vez, porque era algo que me parecía imposible. La segunda, porque, después de haberse cancelado el anterior Dakar y tras haber perdido uno a punto de terminarlo, me parecía que igual no volvía a llegar nunca más. Este tercero no es que me haya quitado una espina de encima, pero sí es una recompensa.
P. ¿Cuántas vueltas le ha dado a la penalización del año pasado y las acusaciones de ser un tramposo?
R. Creo que lo mejor que podíamos hacer es esto: estar en la carrera, ganarla y demostrarlo en la pista. Todo lo que se dijo y se hizo allá se queda. Es uno de los trabajos en los que me he tenido que esforzar en esta carrera. Siempre hay comentarios que te quieren hacer mirar atrás cuando lo que nosotros queríamos era tirar ya hacia delante.
P. Ha sido el Dakar menos accidentado, menos problemático. ¿Sueña uno con una prueba así?
R. Ha sido un Dakar superexigente y complicado. Por suerte, no ha habido accidentes, aunque hubo uno de circulación, que es una lástima, pero creo que las cosas están yendo en la dirección que toca. La carrera está bien pensada. La seguridad funciona. Y es un indicador de que la organización está haciendo las cosas bien.
P. ¿Marc Coma y Cyril Despres tienen rivales?
R. Marc Coma tiene muchos rivales. Cyril Despres no lo sé. Yo tengo muchos. Superar la carrera en sí ya es una pasada. Además, hay muchos pilotos que son buenísimos y muy difíciles de ganar.
P. ¿Cómo es esto de no poder mirar siquiera de reojo al compañero de equipo?
R. Hay mucho respeto, pero ahí se queda todo. La verdad es que con Cyril hay una relación distante, es así. Distancia que ha impuesto él porque a mí me da lo mismo. Yo ya tengo bastantes amigos. No me hacen falta más.
P. ¿La rivalidad es así?
R. Yo tengo muy buena relación con todo el mundo, excepto con él. Pero tampoco hay que darle más importancia de la que tiene. Es el máximo rival. Y no tenemos por qué ser amigos.
P. Muchos han cambiado la moto por el coche. ¿Lo hará también?
R. No sé cuándo, pero me gustaría hacerlo. Diría que a medio o largo plazo todavía.
P. Se habla mucho de las condiciones extremas de este rally, pero ¿qué es lo que más le gusta de la carrera?
R. Sabemos que es la carrera más dura del mundo. Y quizá algún sociólogo o psicólogo nos explicaría mejor por qué el ser humano necesita de los grandes retos. El Dakar es uno de ellos. Para mí, es un sueño desde pequeño. Siempre lo miraba por la tele y ahora me parece increíble formar parte de la familia del Dakar.
P. Hace unos años decía que los días se le hacían más largos cuando no se entrenaba. Ahora que ha pasado los 30, ¿la perspectiva cambia?
R. Supongo que con la edad vas madurando y pierdes un poco esa inquietud. Pero tengo la suerte de que disfruto mucho con lo que hago y entrenarme me cuesta muy poco. Hago bici, trial, escalo... con un grupo de gente que, sin querer, ayuda a que todo sea más fácil.
P. Nani Roma dice que, cuando le conoció, era "un enano que iba un poco de chulo". ¿Cómo ha cambiado?
R. Un poco rebelde sí era. Tampoco es que fuera nada que se saliera de lo normal, pero tenía mi punto. Chulito, tampoco, pero tenía mi personalidad: era un poco antisistema. Supongo que he madurado.
P. ¿Qué es lo primero que hará al llegar a Avià?
R. Esta respuesta es muy fácil. Estar con la familia, con los amigos, con un buen pa amb tomaca [pan con tomate] y con mis perros.
P. ¿Con qué soñaba de pequeño cuando empezó a ir en moto?
R. Para mí, esto es un sueño cada día. Gio [Giovanni Sala, director de su equipo] me ha dado muchas clases para que valore lo que hacemos y disfrutemos del día a día. Es una persona que sabe transmitir unos valores que a veces uno pasa por alto. Por ejemplo, saber que somos unos afortunados por el trabajo que tenemos. Algo que, a veces, se nos olvida.
P. ¿Le queda algún reto en la vida?
R. Muchos. Cada día es un reto. He ganado cuatro Mundiales y tres Dakar, pero el día a día es un reto en sí mismo. Y solo hay una fórmula: continuar trabajando desde la humildad.
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