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Dos organizaciones agrarias denuncian a Carrefour por vender aceite a pérdidas

Ginés Donaire

El precio medio en origen del aceite de oliva virgen extra (lo que recibe el olivarero) rondó en el último año los 1,85 euros el litro, pero en algunas superficies comerciales los consumidores los han podido comprar en los últimos días a 1,75 euros el litro. ¿Cómo cuadran las cuentas? Para las organizaciones agrarias, la única explicación posible es que algunas multinacionales utilizan el aceite de oliva como producto reclamo, aunque para ello lo estén vendiendo a pérdidas, es decir, por debajo del coste.

Esta política comercial no es nueva, pero parece que la crisis la está agudizando. Por ello, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) y la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag) han vuelto a denunciar a Carrefour por lo que consideran una práctica "abusiva" y una "competencia desleal". Si se tiene en cuenta que el Observatorio de Precios de los Alimentos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino sitúa los costes medios de producción del aceite de oliva virgen extra en 2,49 euros por kilo, las organizaciones agrarias consideran que los precios actuales dejan a más de la mitad de las explotaciones olivareras por debajo del umbral de la rentabilidad.

"Queda perfectamente claro que la política abusiva de la gran distribución, en este caso de Carrefour, está cometiendo presuntamente un delito de competencia desleal que vulnera la Ley de Ordenación del Comercio Minorista", señaló ayer Agustín Rodríguez, secretario regional de UPA. Además, la UPA denuncia el incumplimiento en el etiquetado, ya que en él se lee "aceite virgen extra frutado" una tipología que no existe en las clasificaciones oficiales.

Por su parte, la Coag ha elevado ante las autoridades de Consumo su denuncia a Carrefour por venta irregular de aceite en sus centros de Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña y Murcia. Coag ha solicitado una investigación "exhaustiva" de dicha oferta, ya que, o bien se está vendiendo a pérdidas, o por el contrario, la calidad ofertada podría no corresponder con el contenido de los envases. Además, ha alertado sobre los peligros de banalización de la imagen del aceite de oliva al utilizarlo como producto reclamo para los consumidores.

"El prestigio internacional del aceite de oliva se fundamenta en el trabajo y esfuerzo de generaciones de olivareros para ofrecer una materia prima de calidad, sana y segura. Con este tipo de prácticas comerciales la gran distribución echa por tierra todo ese buen hacer y se embarca en una cruzada cortoplacista por mantener beneficios a costa de lo que sea", argumentó José Luis Iranzo, de Coag. El sector oleícola pide la agilización de la nueva Ley de Calidad Agroalimentaria y que ésta venga acompañada de un régimen sancionador.

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