Dos de los 'espías' de Renault operaban con cuentas en Suiza y Liechtenstein

Dos de los tres altos cargos del gigante automovilístico Renault acusados de pasar información confidencial, secreta y relevante sobre las investigaciones y adelantos técnicos que lleva a cabo esta empresa sobre el coche eléctrico, proyecto clave en su estrategia comercial, regentan cuentas bancarias en Suiza y Liechtenstein. Así lo aseguraba ayer el diario francés Le Figaro, citando fuentes de la investigación. En una de estas cuentas, la localizada en Liechtenstein, la cantidad de dinero almacenada es de 130.000 euros. La otra atesora 500.000.

De acuerdo con las investigaciones de una agencia de detectives privados contratada por Renault en agosto -cuando una denuncia interna alertó al constructor de las fugas de información-, estas cuentas han sido alimentadas por una sociedad china basada en Pekín, especializada en la distribución eléctrica. Para borrar el rastro del dinero, este deambuló por bancos de Shanghai y de la isla de Malta. De este modo se confirma la pista china que, desde un primer momento, los investigadores primaron en este episodio.

Tras la denuncia hoy del caso, la investigación pasa a los servicios secretos

El incidente, hasta ahora un caso de espionaje industrial con ramificaciones internacionales, se ha convertido ya en un embrollo diplomático. De hecho, China niega cualquier implicación de sus empresas en el asunto. "Estas acusaciones son irresponsables y sin fundamento", aseguraba ayer el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hong Lei, tras conocer las informaciones de Le Figaro. Es la primera vez que China sale de su mutismo para defenderse.

Por su parte, el portavoz del Gobierno francés, François Baroin, tras conocer las informaciones de Le Figaro -y la réplica del Ejecutivo chino- aseguró que por parte de Francia "no hay hoy por hoy ninguna acusación oficial hacia ningún país". Tampoco Renault ha acusado formalmente a nadie, salvo a sus tres directivos.

Todavía falta por establecer la naturaleza misma de la información escamoteada. El número dos de Renault, Patrick Pelata, denunció el sábado que su empresa se enfrentaba "a un sistema organizado e internacional para recoger datos". Pero luego añadió que los supuestos espías industriales no habían logrado hacerse ni con una "pizca tecnológica o estratégica del vehículo eléctrico". Las fuentes que cita Le Figaro dudan de esta versión: "El constructor aún no tiene una visión clara del conjunto de informaciones susceptibles de haber sido vendidas".

Uno de estos tres altos cargos, el de mayor rango en la empresa, Michel Balthazard, miembro del comité de dirección, negó ayer los hechos de que se le acusan y se calificó de "víctima" de un asunto que le supera.

Representantes de Renault se entrevistaron ayer con los tres directivos, suspendidos de empleo y sueldo desde el 3 de enero para, como establece la legislación laboral francesa, comunicarles su despido debido a una causa grave. Asimismo, el gigante automovilístico francés, el segundo del país, participado en un 15% por el Estado, denunciará hoy el hecho ante la justicia. De esta forma, los servicios secretos franceses, que hasta ahora se han limitado a efectuar ciertas comprobaciones, tendrán las manos libres para involucrarse de lleno en el caso.