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Reportaje:

'El Rafi' termina en el banquillo

El delincuente que se fugó de Sevilla I es juzgado en Córdoba por asesinato

Rafael Hidalgo Castro, El Rafi, se sienta hoy de nuevo en el banquillo de los acusados. La Sección Tercera de la Audiencia de Córdoba le va a juzgar por el presunto asesinato de un hombre, su vecino en Bujalance, José Reyes, a quien disparó a bocajarro en la cabeza el 9 de noviembre de 2008. Dos semanas después, Reyes murió a causa de las heridas. El fiscal pide un total 21 años y siete meses de prisión para El Rafi por asesinato, tenencia ilícita de armas y atentado.

El Rafi, de 30 años, no es un delincuente más del Alto Guadalquivir, área de la provincia de Córdoba donde solía actuar. Hidalgo Castro es especialmente escurridizo y ha protagonizado escapadas rocambolescas. La última de ellas fue el 4 de febrero de 2010, cuando se fugó, en compañía de otro preso, de la cárcel Sevilla 1, donde cumplía prisión preventiva por la muerte de Reyes. La aventura les duró 21 días y les llevó hasta Lérida, donde fueron detenidos. Incluso en ese momento, el delincuente estuvo a punto de escabullírsele a los agentes de los Grupos Operativos Especiales de la policía que fueron a detenerlo.

El acusado creció robando y huyó de las prisiones en diversas ocasiones
"Disparó a escasa distancia de la cabeza", subraya el fiscal en su escrito
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Era el último intento de escapada de un personaje que, antes de convertirse en presunto asesino, había crecido como ladrón. Durante años, El Rafi se había ganado el sueldo dando golpes aquí y allá, sobre todo, robando maquinaria agrícola para revenderla. Finalmente, entró en prisión, con un buen número de delitos acumulados. Pero, en cuanto pudo, Hidalgo Castro no volvió de un permiso penitenciario y se fugó. Tampoco se fue muy lejos. Se refugió en Santiago, la conflictiva barriada de Bujalance que le vio crecer. Allí retomó sus actividades, volviendo a delinquir. Y así siguió, hasta que hace dos años, una reyerta entre las familias vecinas Hidalgo y Reyes derivó en aquel disparó, que costó la vida a José Reyes.

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En sus conclusiones provisionales, el fiscal subraya que el acusado "tenía perfecto conocimiento de las nulas posibilidades de defensa que ofrecía José Reyes". Este hombre, de 51 años, hermano y tío de dos de las mujeres que discutían, padecía entre oras dolencias diabetes, obesidad y había sufrido un infarto. Además, tenía una grave enfermedad ósea que le obligaba a utilizar muletas. A pesar de esto, el fiscal relata que "estando cada vez más exaltados los ánimos, el acusado, con la intención de acabar con la vida de José Reyes, entró en su domicilio, a escasos metros de donde se desarrollaba la pelea, para coger un arma de fuego que él mismo poseía".

El Rafi salió de allí con un revólver del calibre 22 que se había agenciado cuatro meses antes, sin ningún tipo de licencia. El arma, que llevaba escondida en su cintura, carecía de número de identificación y había sido trucada para disparar munición metálica. Cuando Hidalgo Castro reapareció en la escena, su hermano zarandeaba a José Reyes por las solapas. "Con claro ánimo de matar, el acusado apartó de un empujón a su hermano (...) disparando a escasa distancia de la cabeza de Reyes", describe el fiscal.

Tras el disparo, Reyes cayó fulminado al suelo, mientras que El Rafi y su hermano salían corriendo de allí. Al día siguiente, el Juzgado de Instrucción Número 1 de Montoro decretó la busca y captura del presunto asesino. Las pesquisas de la Guardia Civil llevaron a los agentes, el 18 de noviembre, a una casa en ruinas del término municipal de Andujar (Jaén). Dentro, encontraron a El Rafi quien, señala al fiscal, arrojó a la chimenea el revólver de la agresión. Los agentes pusieron las esposas al prófugo pero éste, aun engrilletado, logró zafarse de los guardias civiles.

El acusado fue finalmente detenido diez días después en Andújar. Otra vez hizo todo lo posible para escapar de los guardias civiles. Todavía le esperaban más fugas y carreras. Pero hoy solo le espera el banquillo.

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