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Reportaje:Economía global

El dinero canadiense fluye hacia el sur

EE UU se convierte en el mercado natural de expansión para la banca de Canadá

El discreto vecino del norte se mueve. No quiere dejar pasar las oportunidades que se le presentan para crecer bajo el Niágara. Un asalto sin hacerse notar que se hizo evidente la pasada primavera, cuando el Toronto Dominion Bank se lanzó a la compra de dos entidades regionales en la tocada Florida. Su apetito le llevó a cerrar 2010 con la adquisición de la financiera de Chrysler, en una operación valorada en 6.300 millones de dólares.

Y como anticipó el consejero delegado del segundo banco de Canadá, Edmund Clark, no se van a quedar ahí. Su estrategia de expansión en EE UU, donde opera bajo la franquicia TD Bank, contempla más compras. Teniendo en cuenta la de Chrysler Financial, el grupo lleva invertidos cerca de 19.600 millones desde 2004. Operaciones que poco a poco le permitieron llegar a gestionar 1.269 sucursales en 16 Estados, más que en casa.

Las restricciones a las fusiones en el país fuerzan su expansión exterior
El FMI considera a la banca canadiense la más saludable y estable del mundo

No está sola. Bank of Montreal anunciaba la misma semana la compra, por 4.100 millones, del Marshall & Isley, el principal banco en Wisconsin. Era la mayor adquisición en más de una década de la cuarta entidad canadiense, con la que dobla su presencia en EE UU en sucursales y en casi un 50% sus activos. Venía de comprar la quebrada Amcore. Y espera realizar más para reforzar la franquicia.

Ya puestos a dar cifras, la entidad de Montreal protagonizó la cuarta mayor adquisición canadiense en EE UU tras la liderada por Manulife Financial en 2003, al hacerse con John Hancok Financial Services, y la compra de Commerce Bancorp por parte de Dominion en 2007, además de la de Chrysler Financial. El Royal Bank of Canada, el mayor banco, tampoco pierde la oportunidad para crecer fuera.

El grupo de los "cinco grandes" bancos lo cierra el Bank of Nova Scotia y el CIBC, que controlan de forma combinada el 80% de los depósitos. En total, en Canadá operan 21 entidades, de las que 8 cotizan. Es un pico respecto a los más de 4.900 bancos que operan en EE UU. El modelo que siguen es más conservador a la hora de conceder los préstamos y muy diversificado.

En abril de 2009, con Wall Street en mínimos, los bancos canadienses se encontraban en una posición que no se veía desde el periodo entre las dos guerras mundiales. Atendiendo al capital de mercado, el Royal Bank of Canada era la cuarta entidad más grande en Norteamérica, por detrás de

JP Morgan Chase, Wells Fargo y Goldman Sachs. Entre ella y el Dominion, Bank of America.

Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Foro Económico Mundial consideran en sus informes anuales al sistema bancario canadiense como el más estable y saludable del mundo. Hasta el propio Barack Obama lo admitió durante su primera visita oficial a Ottawa como presidente de EE UU, en febrero de 2009. No es el único que mira a Canadá como modelo.

"Una banca aburrida", como dicen en EE UU, que no impidió que su economía se viera arrastrada por la crisis global, al ser muy dependiente de las exportaciones hacia el vecino del sur y a la evolución de las materias primas. El sector inmobiliario aguantó mejor. Sin embargo, la fortaleza de su sistema financiero le puede ayudar a recuperarse mejor y más rápido de la recesión.

Lo interesante es que los bancos canadienses, que esquivaron claramente mejor que otros la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, están explotando ahora sus puntos fuertes para hacerse con nuevos activos. Y todo esto mientras las entidades europeas, como HSBC y

Allied Irish Banks, repliegan posiciones para salir de los negocios que les crearon los problemas.

EE UU es además un terreno fértil para las entidades foráneas. Los analistas del sector bancario anticipan que a lo largo de este año se intensificará la ola de fusiones en la banca regional que se viene cocinando desde la pasada primavera. Las pequeñas entidades siguen quebrando, lo que representa una oportunidad para ganar cuota de mercado a sus pares estadounidenses.

El inicio de esta ola se marca en los 1.500 millones que el First Niagara pagó en agosto por New Alliance, de Connecticut. La entidad caracterizó la operación como un "juego a la ofensiva". Entre tanto, la agencia Fitch confirmaba antes de acabar el año la valoración del Dominion, al considerar que la compra de Chrysler encaja con su estrategia tanto en EE UU como en Canadá.

Se da además la circunstancia de que las adquisiciones en el extranjero son la única opción que tienen los bancos canadienses para crecer, a la vista de las restricciones que impone su Gobierno y el banco central en materia de fusiones. Y esta ola de compras tiene además lugar mientras los reguladores en EE UU tratan de aplicar las nuevas reglas derivadas de la reforma Dodd-Frank Act.

La incertidumbre sobre la marcha de la economía en EE UU y, sobre todo, el futuro de la regulación bancaria echó atrás a los bancos extranjeros. Sin embargo, las nuevas reglas del Comité de Supervisión Bancaria en Basilea cambiaron la definición de los requerimientos de capital de una manera que, según los analistas de Credit Suisse, representa una oportunidad para crecer.

La expansión hacia el sur parece, por tanto, inevitable. Pero los bancos canadienses, como sus ciudadanos, son tradicionalmente cautos. El éxito de su modelo en Canadá no es una garantía de que lo tendrán en EE UU. Si no que se lo pregunten a la cadena de cafeterías Tim Hortons. El Bank of Nova Scotia es el único de los cinco grandes que prefiere China y Sudamérica.

El Toronto Dominion Bank (en la imagen, su sede en Toronto) es el último en cerrar una operación de compra en EE UU.
El Toronto Dominion Bank (en la imagen, su sede en Toronto) es el último en cerrar una operación de compra en EE UU.AP

Una recuperación con riesgos

Canadá sigue siendo el país que recibe las mejores notas entre las economías del mundo desarrollado. La fortaleza de su sistema financiero es un elemento clave en esa calificación, pero también lo es el estado de sus cuentas públicas, comparativamente más sólidas que las del resto de los países desarrollados. Esto le permite, a su vez, ir retirando los estímulos de una manera sopesada, sin poner en riesgo el repunte.

Dicho esto, el último estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte de que la recuperación económica se moderará durante 2011, con un crecimiento del PIB del 3% al 2,3%. Por eso, desde Washington se aconseja a Ottawa que no se den mucha prisa por recortar el gasto público y se muestra a favor de que su banco central mantenga bajos los tipos de interés, sugiriendo incluso un recorte.

Como en su vecino, los estímulos empiezan a perder vigor en Canadá y eso representa un riesgo si la recuperación sigue anémica en EE UU y si continúan las turbulencias a escala global por el problema de la deuda soberana en Europa. Es decir, su mayor riesgo está fuera, aunque también acusa problemas de endeudamiento en los hogares y de contracción en la vivienda.

Es un análisis que comparten también los analistas del TD Bank. Y aunque consideran que el rendimiento actual de la economía puede ser "decepcionante", creen que éste es el punto más bajo en la curva y que en los próximos trimestres repuntará. Para el dólar canadiense, proyectan que se debilitará a lo largo de la primera mitad de 2011 antes de recuperarse. -

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