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La gran literatura

El judío Victor Klemperer (1881-1960) era catedrático de Literatura Francesa en Dresde cuando Hitler accedió al poder en Alemania. En 1935 lo expulsaron de su cátedra y no lo mandaron a un campo de concentración porque su esposa, la pianista Eva Schlemmer, era de pura sangre aria. Como esta no quiso divorciarse de su marido, ambos fueron confinados en una "casa especial" destinada a albergar matrimonios "mixtos", en Dresde. Klemperer residió allí hasta 1945, cuando la ciudad fue arrasada por las bombas aliadas. Desde el comienzo de su existencia en semicautividad llevó un diario en el que anotaba los avatares de la vida cotidiana en el III Reich desde una óptica novedosa: la del judío que, perdidos sus derechos de ciudadano, sufría el confinamiento en una ciudad donde la vida normal le estaba prohibida. Quiero dar testimonio hasta el final es el título bajo el que aparecieron estos diarios en Alemania, en 1995, con un éxito arrollador (en castellano los publicó Galaxia/Círculo). De inexcusable lectura es también el extraordinario libro que el destituido profesor dedicó al análisis del lenguaje de los nazis: LTI (Minúscula). Sólo por estos dos títulos Klemperer ocupa un lugar destacado entre los grandes testigos/autores del siglo XX. Si algo revelan las dos obras mencionadas es la cordial inteligencia y la preocupación humanística de su autor; lo mismo se advierte en sus escritos académicos. Doctor en románicas, filólogo y especialista en literatura europea, Klemperer había publicado numerosos escritos antes de la era nazi, incluso relatos literarios, aparte de sus obras académicas; y después de 1945, colmado de honores en la RDA, continuó publicando estudios relacionados con su especialidad. Sin destacar por una especial originalidad en el contenido, sus obras académicas brillan, sin embargo, por su coherencia expositiva y su claridad; ejemplares son sus espléndidas monografías de Montesquieu, Rousseau y Voltaire o su historia de la literatura francesa en cinco tomos. Acantilado presenta ahora en excelente traducción este breve y modélico ensayo literario de 1929. Klemperer parte del evanescente concepto de "literatura universal" esbozado por Goethe en conversación con Eckermann -"hay que dejar a un lado las literaturas nacionales y elevarse más allá de ellas hacia un ámbito universal"-, con el propósito de dilucidar su evolución y pervivencia a lo largo de la historia de la literatura en Europa, desde mediados del siglo XIX hasta la época posterior a la I Guerra Mundial. ¿Hay una literatura universal en el sentido goetheano?, se pregunta Klemperer; ¿es lo peculiar y exclusivo de cada país algo que competa a toda la humanidad? Y si esa supuesta literatura universal existe, ¿acaso no tendrá que ser poseedora y transmisora de una ética global que hermane a los seres humanos en un único sentimiento común de paz, bondad y belleza? La formidable cultura cosmopolita y humanista de Klemperer, así como su ágil manera de explicarse, dotan de interés a un tema que lo conduce hasta introducirse en la esencia de obras fundamentales de Unamuno, Pirandello o Joyce. Lo alemán, lo romántico, lo francés, lo español... ¿hasta qué punto dota todo ello de universalidad a la literatura? Lectura obligada, pues, tanto para lectores interesados en teoría literaria como para cuantos admiren los diarios de este hombre humilde y sabio, a quien en sus momentos más terribles lo salvó de la desesperación, además del amor que profesaba a su querida esposa, la confianza en la grandeza humana que veía expresada en la gran literatura de todos los tiempos.

Literatura universal y literatura europea

Victor Klemperer

Traducción de Jorge Seca

Acantilado. Barcelona, 2010

144 páginas. 12 euros

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