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La música en bicicleta y frente al mar

El Taller Atlántico saca a la calle los sonidos de compositores contemporáneos

"Si no tocamos a nuestros músicos, nadie más los va a tocar". Diego García, Luís Soto y Nicasio Gradaílle viven en ciudades distintas, tienen sus propias carreras y ni siquiera tocan los mismos instrumentos, pero forman uno de los pocos ensembles -una de las agrupaciones típicas de la música contemporánea- que existen en Galicia, el Taller Atlántico. No han cumplido un año juntos y ya han interpretado a Mauricio Kagel subidos en bibicleta por el centro de Santiago o a Erik Satie frente al faro de Fisterra, con la ex conselleira Teresa Táboas al piano, muy nerviosa, como gran reclamo. La semana pasada cerraron un ciclo en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) dedicado a interpretar las creaciones de los compositores gallegos del último cuarto del siglo XX, una propuesta pionera porque muchos compositores nunca llegan a ver interpretada su obra.

"Las obras gallegas no tienen nada que envidiar a las que se tocan en Europa"

Para explicar lo que es la música contemporánea -la misma que tratan de desdramatizar mezclándola a veces con otras artes escénicas o haciendo participar al público- recurren al músico francés Olivier Messiaen, que escribió su Cuarteto para el fin de los tiempos valiéndose de la presencia fortuita de un chelista, un clarinetista y un violinista entre sus compañeros de encierro en un campo de concentración nazi. De manera parecida trabajan los músicos del Taller Atlántico: la veintena de profesionales que colaboran con el proyecto se reúnen en función de las exigencias de la partitura que interpreten. "Queremos demostrar que este tipo de música es accesible", explica García, director de orquestra afincado en Londres.

No es solo por la "responsabilidad" de dar a conocer a los músicos vecinos, explican, sino por acercar a la gente un tipo de música que muchos creen exclusiva para iniciados. "El proyecto tiene una parte pedagógica en la que, por ejemplo, las obras se les explican a los niños para que puedan manosear la música. Podemos hacer un concierto con formato tradicional, pero podemos aprovechar también otras artes escénicas", defiende Soto. En la última sesión del ciclo de conciertos dedicados a músicos contemporáneos que el grupo organizó en el CGAC, el público participó, sin saberlo al entrar al auditorio, en una sesión de clappy music o música a base de aplausos. Fue la sorpresa musical con la que echó el cierre un ciclo de conciertos que a los músicos de Taller Altántico les sirvió para hacer un diagnóstico de las posibilidades de los músicos jóvenes. "No todo lo que tocamos es exportable", reconocen.

Y aunque algunos artistas tienen proyección internacional, como Eduardo Soutullo, a quien también interpretan, notan cierta "falta de autoestima" en algunos de sus colegas. Pero la crítica no tiene que ver con el pesimismo, apunta Soto: "La obra de los compositores gallegos, en general, no tiene nada que envidiarle a las que se interpretan en las capitales europeas".

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