El Dakar de los grandes contrastes
El recorrido, más exigente en lo técnico, explorará las fronteras con Bolivia y Perú
"Yo siempre me preparo para lo peor", reflexionaba Carlos Sainz, vencedor del Dakar de 2010 en coches, días antes de partir hacia Argentina. No en vano, el Dakar se caracteriza, básicamente, por ser uno de los más duros del planeta, en África o en América del Sur, donde se celebrará por tercer año consecutivo. Este 2011, la caravana volverá a salir el 1 de enero desde Buenos Aires, adonde regresará 15 días después, con muchos participantes menos y alguna que otra herida de guerra, los pilotos se enfrentan a un recorrido algo más largo (9.500 km en total, 5.000 de ellos, cronometrados) y más exigente: "El trazado es mucho más técnico que en ediciones anteriores. Ello nos obliga a compaginar la agilidad con la navegación", señala Marc Coma, dos veces ganador de la prueba, ansioso por medirse de nuevo a su gran rival, Cyril Despres, tras un año en que se marchó a casa con la etiqueta de tramposo, acusado de cambiar su neumático en medio de una etapa.
La segunda semana será la más difícil y la que comenzará a definir la carrera
Si Sainz y los Volskwagen son los favoritos en coches, Coma y Despres, vencedores de las últimas cinco pruebas, se disputan el título a lomos de su KTM, aunque esta vez, con la limitación a 450cc, hay más marcas que aspiran al título. "Hace diez años que tenemos una única marca: KTM. Y queríamos dar la posibilidad a otras fábricas de venir al Dakar. Aunque los dos mejores siguen siendo Coma y Despres, y tienen una KTM", apunta David Castera, director deportivo de la prueba. En total, las cuatro modalidades (coches, motos, quads y camiones) reunirán a 430 participantes (45 más que en la edición anterior), de 51 nacionalidades diferentes. Entre ellos, 34 españoles, la tercera nacionalidad con mayor número de pilotos, tras Argentina (88), y Francia (67).
"Esta edición es un poco más difícil, pero no mucho. Es muy fácil caer en un Dakar imposible. Y no podemos bloquear la carrera con una etapa terrible". El recorrido explora el norte de Argentina y de Chile, y el trazado roza las fronteras de Bolivia y de Perú. "En Argentina todos los caminos están trazados, pero habrá grandes contrastes en un mismo día: empezarán por un terreno selvático, saldrán al desierto y se encontrarán de nuevo en la selva. Chile presentará el desierto abierto, forzará un cambio de ritmo, pero una misma etapa también ofrecerá desierto, tramos a 4.000 metros de altura, y mar. Eso no existe en África", añade el ex piloto. Además del obligado cruce de los Andes, sin olvidar que habrá zonas muy secas y también ríos desconocidos, el desierto de Atacama volverá, de nuevo, a saciar la nostalgia de los territorios africanos.
La dificultad irá en aumento durante la primera semana. La segunda será la más difícil. Aparece la arena. "Los pilotos siempre me preguntan '¿hay muchas dunas?'. El desierto no cambia. Es lindo y temido, y ellos saben que pueden perder mucho tiempo". La octava y novena etapas serán las más duras, además de las más largas. "Podremos hacernos una idea de quienes tienen más posibilidades", dice Castera.
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