La opción Cascos se debilita
Las exigencias del ex secretario general y la virulencia del PP asturiano alejan su candidatura - Rajoy tomará la decisión estos días y es posible que sorprenda
Francisco Álvarez-Cascos siempre ha sido la opción más fuerte en la calle Génova para ser el candidato en Asturias. La fuerza que aún conserva en la estructura de poder del partido -muchos dirigentes clave del aparato crecieron políticamente con él-, sumado a unas encuestas internas que le dan como posible vencedor, empujaban a Mariano Rajoy hacia la opción Cascos. Pero el peculiar estilo del líder del PP, que pospone siempre cualquier decisión compleja todo lo posible y deja pasar el tiempo para ver si los problemas se resuelven por sí mismos, ha cambiado el panorama, según analizan varios dirigentes.
Rajoy, explican, está muy alejado políticamente de Cascos -que representa al aznarismo y al sector duro que se enfrentó al líder tras la derrota de 2008- pero siempre creyó, por puro pragmatismo, que este debía ser el candidato. La presión pro-Cascos del entorno de Génova, liderada por Javier Arenas y Ana Mato, le empujaba a decidirse por él. Solo Dolores de Cospedal, la secretaria general, se resistía.
El ex ministro pretende eliminar a la cúpula asturiana que cree "mediocre"
La dirección regional prefiere a Isabel Pérez Espinosa
El líder dejó pasar el tiempo -meses lleva viva la polémica- y la situación se ha complicado. El PP de Asturias está completamente incendiado ante la posibilidad de que llegue Cascos con deseos de venganza, y ha subido el tono tanto que ha llegado al insulto contra el que fuera la mano derecha de Aznar. Y el propio ex secretario general ha echado leña al fuego. Incluso los dirigentes cercanos a Cascos admiten que él mismo ha puesto las cosas difíciles.
Al ex ministro de Fomento no le basta con ser el elegido de Rajoy, la opción que se barajaba en Génova. No quiere ser un candidato impuesto. Exige que sean las bases, todos los militantes, los que le voten en un congreso extraordinario abierto similar al del PP de Baleares. Es una fórmula que los estatutos del PP no contemplan, y que Rajoy solo autorizó en Baleares porque el partido estaba deshecho tras los escándalos de corrupción de Jaume Matas.
En Génova se descarta abrir ahora, a pocos meses de las elecciones y con las encuestas a favor, el melón de un congreso en el PP de Asturias que mostraría una imagen de división del partido y sería amplificado por la prensa de toda España. Hasta los más afines a Cascos admiten que ahí se ha pasado de frenada.
El otro gran problema de la opción Cascos es el carácter y la forma de entender la política del ex vicepresidente. Enfrentado desde hace años a la cúpula del PP asturiano -de hecho rompió su carné y milita en Madrid-, el ex secretario general no se conforma con ser el candidato. Quiere tener todo el poder para laminar a sus rivales y construir un nuevo partido, ya que cree que la actual dirección es mediocre. Pretende que le elijan los militantes para tener legitimidad para cortar cabezas.
De hecho, los dirigentes que han seguido al minuto esta crisis creen que este fue el gran problema. Al principio, la cúpula del PP asturiano, incluido el hombre fuerte, Gabino de Lorenzo, pidió a Génova que pusiera a Cascos de candidato. Pero, poco después, De Lorenzo comió con él para pedirle que pactara con la actual cúpula, Cascos se negó y anunció que lo cambiaría todo. A partir de ahí, la cúpula del PP asturiano inició una virulenta campaña anti-Cascos.
La dirección regional, presidida por Ovidio Sánchez, ha marcado una estrategia para debilitar la opción Cascos. Tienen una candidata bien definida, Isabel Pérez Espinosa, respetada mano derecha de De Lorenzo en el Ayuntamiento de Oviedo -la estructura de poder más importante del PP asturiano-. Este trabaja como si la opción Cascos no existiera.
Todos los elementos alejan la opción Cascos, respaldada por Esperanza Aguirre y alentada por medios conservadores. Aún así, con Rajoy, que tomará la decisión probablemente durante las fiestas de Navidad, nunca hay que descartar un giro de última hora.
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