Finura y esbeltez

Han invertido cuatro años de estudios, análisis, pruebas e intensas relaciones con los viticultores de la zona, pero finalmente lo han logrado: Roda, la innovadora bodega de Rioja, ya tiene su vino de Ribera del Duero. El emplazamiento elegido no podía ser más oportuno: La Horra, que da nombre a la nueva bodega, villa histórica ducha en rebeldías, señora de sí misma, escasa en población pero con el mayor número de viñas de la denominación de origen.

Afamada por la calidad y frescura de sus vinos, siempre abierta a los aires de cambio -aquí llegó la primera cepa de Cabernet Sauvignon, tras la filoxera-, sus tierras protegidas de los vientos del Norte por la sierra de Villalobón atesoran viejos viñedos en vaso, bien abrigados por el tupido ramaje de sus pinares. Todo ello hace que sus uvas de tinta del país (tempranillo), de maduración lenta y sana, ofrezcan una amplia y compleja gama de posibilidades enológicas, superior a la de otras localidades. Y que sus vinos posean mayor finura y esbeltez, sin perder la necesaria carnosidad; lo que les emparenta con el estilo de vino riojano que caracteriza a Roda.

Lo que se aprecia al primer sorbo de este Corimbo 2008: aroma expresivo, nítido y sugerente, con el impacto de la fruta fresca pero madura (zarzamora, cereza) ensamblada en el comedido roble nuevo, y aderezada con notas de especias y mineral. Sabrosamente afrutado, sus taninos, aún sin pulir plenamente, nos traen recuerdos de regaliz y terruño. La virtud de ofrecer complejidad con sencillez, sin alardear.