El plan de austeridad de la Generalitat no logra reducir el déficit público
Montilla detalla a Mas el estado de las cuentas, que sufren una desviación al alza del 0,9% - La Administración tiene una deuda de 40.000 millones
La Generalitat ha incumplido sus compromisos de reducción del déficit, de modo que Artur Mas encontrará las arcas públicas en peor situación que la prevista por el tripartito. Pero tampoco hallará el agujero catastrófico que él mismo ha vaticinado durante las últimas semanas. El plan de austeridad impulsado por el Gobierno de José Montilla pretendía rebajar el déficit al 2,4% del producto interior bruto (PIB) al finalizar 2010. No ha sido posible. Ahora se prevé una variación "de entre el 0,7% y el 0,9%" por encima de aquel objetivo.
Los datos constan en un documento sobre la situación financiera de la Generalitat que Montilla entregó ayer a Mas en una reunión que ambos celebraron para preparar el traspaso de poderes. En el marco de una transición que está resultando pacífica, Montilla ha querido contrarrestar, con datos en la mano, el mensaje casi apocalíptico que Mas propagó en campaña electoral. Aseguró entonces que las cuentas públicas se encontraban en una situación crítica y podían condicionar sus políticas.
El nuevo Gobierno deberá endeudarse en 8.788 millones de euros en 2011
El consejero Antoni Castells deja casi 2.000 millones en tesorería
El informe precisa que la desviación se explica, principalmente, por dos factores: la caída de los ingresos -los presupuestos preveían una cosa y la realidad ha resultado ser otra- y el aumento del gasto en la sanidad pública.
El presupuesto inicial para 2010 fijaba un techo de déficit del 3,25%. Pero la delicada situación financiera internacional obligó a la Generalitat, igual que al resto de las Administraciones públicas, a apretarse el cinturón. Las líneas rojas fijadas por la Unión Europea obligaron a recortar 1.670 millones de euros de déficit, por lo que la previsión se situaba en el 2,4% del PIB, la cifra que ha resultado imposible alcanzar. Los resultados del plan de austeridad no han sido los esperados. Pero "no se puede decir que no haya servido para nada; sin plan, el déficit sería mucho peor", señalaron fuentes del Gobierno.
Las previsiones se han ido cumpliendo, pero el último tramo del año ha resultado fatal. El déficit registrado hasta noviembre es de 3.845 millones, lo que representa el 1,97% del PIB. El documento, sin embargo, advierte de que la cifra se elevará de forma notable cuando se añadan los datos de diciembre. Eso explicará que el déficit final supere entre un 0,7% y un 09% la previsión. Diciembre es un mes nefasto para cuadrar números porque, como recuerda el informe, "tradicionalmente concentra la contabilización de un volumen de gasto elevado; mucho más, por supuesto, del que se correspondería con la doceava parte del ejercicio".
En cuanto al incremento del gasto en sanidad, se explica, según el Gobierno saliente, por el retraso en la aplicación de las medidas de contención acordadas por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Buena parte de esas iniciativas se aprobaron en junio, pero no entraron en vigor hasta noviembre. De ahí que la Generalitat no haya podido aplicarlas. El documento entregado a Mas también detalla el nivel de endeudamiento de la Generalitat. La deuda prevista para final de 2010 es de 40.607 millones. Esa cantidad incluye todas las entidades de la Generalitat, también las financieras, como el Instituto Catalán de Finanzas y el Instituto Catalán de Crédito Agrícola. La deuda está dentro del margen previsto para 2011 (la Generalitat funcionará los próximos meses con presupuestos prorrogados), por lo que no ha habido sobreendeudamientos.
El informe admite que para el año que viene la Administración autonómica tiene una importante necesidad de financiarse. La cifra alcanza los 8.788 millones de euros y casi la mitad son vencimientos de deuda. El principal de ellos, de 3.000 millones, corresponde a la emisión de deuda pública (los bonos) que debe pagarse a final de 2011, por lo que se avecina un calendario "relativamente cómodo", según fuentes del Gobierno.
Otra buena noticia es que a los casi 9.000 millones hay que restar los 1.987 que el consejero de Economía, Antoni Castells, deja en la tesorería. Fuentes del Gobierno subrayan que gracias a ese importe de tesorería se pueden afrontar con solvencia y sosiego los pagos de los primeros meses. Sobre todo los más urgentes, los que deben hacerse a los bancos.
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