El PP queda fuera de juego y ERC tiende la mano a Mas para el futuro

El Partido Popular se quedó compuesto y sin novia a las puertas del altar. Los diputados populares acogieron con rabia y colosal enfado el acuerdo de investidura entre convergentes y socialistas que les ha hurtado el protagonismo que habían adquirido en los últimos días. "Nos hemos sentido engañados", sostienen fuentes del PP en alusión a sus negociaciones frustradas con CiU. Creen que los dos partidos ya tenían ligado el acuerdo desde hace tiempo.

Pese a todo, Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP, acogió desde el atril el protocolo con elegancia y lo definió de "absolutamente legítimo", aunque reprochó a Mas que eligiera al PSC, el líder del tripartito, frente a cualquier otra opción. "Somos un partido responsable y nos hubiera encontrado en la investidura", dijo, insinuando que en otra circunstancia se hubiera abstenido para facilitar su elección.

Herrera arguye "coherencia" para justificar su 'no' a la investidura

De hecho, había elementos que apuntaban en esa dirección. Mas, en contra del criterio de algunos diputados de CiU, cedió a la exigencia de Sánchez-Camacho de salir de la esquina derecha del hemiciclo para situarse en el espacio central. Y además, le entregó la primera secretaría de la Mesa. Y hasta Mariano Rajoy, respecto a la posible abstención, había dicho que quería "construir".

Pero el jueves, CiU no tenía avalada la abstención del PP, que le pedía que renunciara a su plan soberanista. Mas se negó. Los dos partidos comparten las recetas económicas y coinciden en la supresión del impuesto de sucesiones, pero les separa un mundo en asuntos como la nación y el pacto fiscal. "No perdamos el tiempo. No nos pondremos de acuerdo en eso. Forma parte de su genética y de la nuestra. Para ustedes, España es un Estado y una nación, y para nosotros, Cataluña es una nación", le espetó Mas a Sánchez-Camacho. Y le pidió que tenga respecto al pacto fiscal la misma actitud que en Euskadi y Navarra.

Además del Partido Popular, otros cuatro partidos votaron que no a la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat, por motivos bien diferentes. El modelo económico de CiU es un obstáculo para Iniciativa; Esquerra no ha llegado a un acuerdo por tres detalles; Solidaritat Catalana no piensa en otra cosa que en la independencia y considera a Mas un autonomista, y Ciutadans, justo al contrario, cree que es insumiso con las leyes.

La posición e ICV era clara desde el principio. La resumió así Joan Herrera: "ICV y CiU tenemos posiciones diferentes. Votaremos no por coherencia", argumentó.

ERC titubeó hasta última hora. Puigcercós se presentó con las tres propuestas que, según ERC, CiU rechazó en las negociaciones previas a la investidura: una comisión para hablar del concierto económico, una ley de la transparencia y el desarrollo de la Ley del Cine. Mas se lo puso en bandeja: aseguró que solo había matices que los separaban. Pero Puigcercós no recogió el guante. "Estamos de acuerdo en el qué, pero yo quiero el cómo, concreción". Es decir, un no pero "actitud constructiva" de futuro.