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Una catedral de laboriosa construcción

La construcción de la catedral de Santa María la Real de La Almudena, situada en la calle de Bailén frente al Palacio Real, tardó en culminarse más de un siglo. El primer proyecto fue concebido por el marqués de Cubas en 1879 en clave neogótica, si bien la primera piedra no se se puso hasta abril de 1883. Posteriormente, su erección fue consumada según el proyecto de impronta neobarroca trazado por Fernando Chueca Gotia, Carlos Sidro y José Subirana, y presentado para un concurso nacional convocado en 1944.

Sucesivos arranques y constantes interrupciones, como la sufrida por las obras entre 1911 y 1944, determinaron la atribulada historia de la catedral, consagrada por Juan Pablo II el 15 de junio de 1993. La catedral heredaba su condición de tal de la de San Isidro, en la calle de Toledo, hoy convertida en colegiata, que recibirá los cultos navideños temporalmente trasladados.

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El templo de La Almudena, de 102 metros de longitud y 73 de altura, con una cimentación para su torre de hasta 79 metros, se asienta sobre una cripta de estilo neorrománico donde aún hoy se entierran gentes de alcurnia y próceres madrileños.

Con planta de cruz latina, surcada por capillas laterales y dotada de tres naves, con cabecera curva y girola de cinco capillas radiales, la catedral madrileña posee uno de los órganos mejores de España, construido en Barcelona por Gerhardt Grenzing y alberga en su recinto un museo litúrgico.

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