Nunca olvidar el niño que somos
Juan José Lage salió en busca de la gran desconocida en la formación de un maestro. Después de una larga experiencia como profesor en un colegio público de Oviedo -ha ejercido durante 35 años- y como bibliotecario, notó una grave deficiencia en su formación. Y a ello se empeñó en solitario. Fruto de un largo trabajo y de su inagotable pasión lectora es el Diccionario histórico de autores de la literatura infantil y juvenil contemporánea, que acaba de publicar Ediciones Mágina. Con un claro objetivo pedagógico y de fomento de la lectura entre los jóvenes, el libro está dirigido a profesores, estudiantes, críticos, padres, periodistas y animadores. "Aquí está todo lo mejor que he leído yo en mis años de trabajo", dice un entusiasta Juan José Lage, ahora en excedencia.
El libro es una recopilación de autores de todos los países, con sus respectivos apuntes y fichas. De cada uno de ellos se hace una recomendación bibliográfica, por edades, algunos con mayor profusión. El diccionario no concluye en el momento de su publicación, sino que se irá ampliando y actualizando regularmente a través de la página web www.diccionariolij.es.
"He vuelto a leer todos los libros recomendados de nuevo, ya que no me fío de las clasificaciones que realizan las editoriales", dice desde Oviedo. Lage sabe lo que recomienda. Son libros que han pasado varios filtros, el primero el suyo propio y el segundo y no menos importante el de los propios niños. "Yo se los doy a leer y luego les pregunto, he comprobado los libros que más les atraen y la eficacia de cada uno de ellos en su formación y diversión".
Es a partir de los seis años cuando Lage cree que un niño se hace lector. Y es Roald Dahl, el autor que, en su opinión, mejor y de manera más definitiva consigue atraer a esos niños a la literatura. "Es socarrón, iconoclasta, pone en evidencia a los adultos, sus libros están poblados de humor negro", explica Lage, que es capaz de recitar de memoria frases y párrafos de algunos de los grandes éxitos del autor de Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate. "Sus libros han sido en ocasiones furiosamente degradados por muchos críticos, que los tacharon de amorales, racistas, misóginos y crueles. Dahl es un provocador inteligente, un anarquista, pero un anarquista creativo", según Lage, que reconoce haber hecho grandes lectores a través de Roald Dahl. "Sus libros, además, se pueden contar en voz alta, lo que es técnicamente muy bueno para enganchar a los más pequeños".
Lage sabe que escribir para niños no es fácil, que no cualquiera puede escribir un buen libro infantil. "Debe de contener humor y estar bien narrado. Los niños no son en absoluto tontos y saben perfectamente cuándo están siendo manipulados". Aunque el diccionario incluye una larga lista de autores españoles muy recomendables -de nuevo Bernardo Atxaga o Elvira Lindo, y también Elena Fortún o Gloria Fuertes, además de Juan Farias, Montserrat del Amo, Agustín Fernández Paz, Gustavo Martín Garzo o Ana María Matute-, Lage se lamenta de que la literatura infantil y juvenil es casi invisible en nuestro país. "Aquí no hay grandes clásicos como en Inglaterra, donde hay una enorme tradición. No se reseñan casi libros, ni en radios ni en periódicos". Aquí no tenemos un Peter Pan, pero sí hemos tenido a Celia, o a Marcelino Pan y Vino, este último el único libro español cuyo autor, José María Sánchez Silva, consiguió el Premio Andersen, considerado el Nobel de la literatura juvenil.
Como bien decía Michael Ende y recuerda ahora Juan José Lage: "El niño que yo solía ser, hoy todavía vive y entre él y el adulto que soy no existe abismo alguno. Cuando dejamos de ser niños, estamos muertos. Nunca olvidar el niño que somos".
Diccionario histórico de autores de la literatura infantil y juvenil contemporánea. Juan José Lage. Ediciones Mágina. Granada. 2010. 315 páginas. 24,80 euros.
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