El Consistorio sugiere ahora llevar a los pajareros a La Boqueria
El lunes, el Ayuntamiento de Barcelona comunicó a los siete titulares de los 11 puestos de La Rambla -nueve de ellos reconvertidos en otros negocios y dos de ellos siguen como pajareros- que había decidido amortizar los puestos porque se quería ganar espacio libre. El miércoles, el alcalde, Jordi Hereu, defendió la rectificación de la decisión municipal de reconvertirlos en otras actividades firmada hace un año y anunció que se negociaría con ellos para liquidar esa actividad en el paseo central de La Rambla.
Ayer, la portavoz del gobierno municipal, Assumpta Escarp, apuntó que otra posibilidad sería reubicarlos en el interior de La Boqueria, ya que todos ellos son quioscos desplazados a la calle, aprovechando los cambios que se introducirán tras las obras de la plaza de la Gardunya. El nuevo giro de criterio del Consistorio tuvo la capacidad de sorprender a los propios afectados y, sobre todo, al presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado, Manel Ripoll. "Ni tiene ningún sentido, ni caben", sentenció Ripoll. Considera, además, que el Consistorio se ha equivocado repetidas veces con este asunto. Primero, por eliminarlos porque considera que los puestos formaban parte de La Rambla, al igual que los de flores y la propia Boqueria. Y, segundo, por reconvertirlos "en auténticos coches de mercancías en medio de La Rambla".
El presidente de los comerciantes del mercado se niega en redondo
La posibilidad de hacer hueco ahora en La Boqueria para los siete titulares de los negocios es "un disparate más", en opinión de Ripoll.
Los afectados no se creen nada. Ayer mantuvieron una reunión con el abogado que les representa y acordaron aguardar a que, realmente, el Consistorio les comunique algo formalmente y por escrito. Todos son titulares de una concesión indefinida como cualquier tienda de La Boqueria y el año pasado firmaron un convenio con el Consistorio para la reconversión de los puestos, lo que les obligó a unos gastos cuyo cómputo global están realizando. El Consistorio fue el que dirigió y sufragó las obras de los nuevos quioscos, lo que supuso 240.000 euros. La amortización, sin embargo, puede ser mucho más cara.
Nadie se atreve a cifrar hasta cuánto pueden elevarse las indemnizaciones para los tenderos, pero podrían ser millonarias. El último precedente se remonta a hace casi 10 años, cuando el propietario de la pajarería que se convirtió en oficina de turismo recibió ocho millones de pesetas, unos 48.000 euros. La simple progresión de esa cifra por 11 establecimientos que amortizar supone más de medio millón de euros. Sin contar con que, entre otros aspectos, los tenderos argumentarán que se quedan sin trabajo decenas de personas.
"Lo que sí hemos decidido es que en cualquier negociación que propongan queremos que estén delante los grupos de la oposición, especialmente CiU y PP porque ya no nos fiamos de nadie".
"Si después de firmar un convenio de reconversión de los puestos con intención de permanencia en el tiempo ahora nos echan, no nos podemos creer nada. Por eso queremos testigos", apuntaba Mónica Trias, una de las afectadas y portavoz de los comerciantes afectados.
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