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Reportaje:Talentos

El sangriento encanto de la burguesía

Gonzalo Torné novela con maestría los entresijos de una estirpe barcelonesa

Daniel Verdú

El propósito era escribir un buen libro. Tan sencillo como eso y, quizá, como admite, un tanto abstracto e indefinido. "Es que no es autobiográfico ni son historias que me han contado. Simplemente quería hacer un buen texto, bueno en muchos aspectos". Y el plan inicial del autor se cumple. De hecho, podría decirse que con Hilos de sangre (Mondadori) Gonzalo Torné (Barcelona, 1976) ha diseñado un libro casi (por evitar euforias) perfecto, el segundo que escribe, aunque prefiera considerarlo su ópera prima. "La otra [Lo inhóspito] era más defensiva, más para que los editores pensaran que podía ser un escritor. Una novela más preocupada por la sintaxis brillante que por contar cosas... Bueno, quizá me estoy apuñalando en exceso", murmura en un tono muy a lo Woody Allen.

Y al final, el libro es un extraordinario ejercicio literario. Y sí, esta vez cuenta cosas. Una cuidadosa exhibición de escritura precisa, sin un solo lugar común, afilada y exuberante en diálogos que Torné emplea para deshacer el ovillo de los Montsalvatges, una familia aparentemente paradigmática de la burguesía de Barcelona. Un crisol de personajes que pivota alrededor de algunas propiedades inmobiliarias y un patriarca en las postrimerías de la vida. Y como en la mejor Mercè Rodoreda, el viaje a los orígenes de esa saga -en un clima de pre-Guerra Civil- agita toda la oscuridad de una época con distinto sentido moral. "Me interesaba ese contraste. Lo que aceptamos como bueno y como malo, entre nuestra época de confortabilidad, donde es raro que te maten o te torturen, y otra donde la temperatura moral se calienta hasta el punto de que esos mismos actos tienen consecuencias más graves".

Pese a que la mitad de la historia transcurre hace más de 80 años, Torné apenas leyó un par de libros sobre el anarquismo. Casi todo es real, pero hay dos marcas con las que se protege de quisquillosos: Franco aparece en un retrato con un parche en el ojo y un estudiante hace un Erasmus en Suiza (algo imposible al no pertenecer a la Unión Europea). "Es para que no me toquen las narices con nada, porque yo no soy especialista ni tengo intención de serlo. La documentación, a veces, aplasta la imaginación".

La historia, contada principalmente desde la vocación de escritora de la nieta del clan, contiene una impresionante colección epistolar que aporta múltiples narradores, a lo Mientras agonizo de Faulkner ("no, ese es un libro maravilloso", rebaja él). Si acaso chirría algo, es lo listos, cultos y deliciosamente irónicos que llegan a ser todos los personajes. Algo poco común en esa proporción. "Sí, es poco creíble, pero no es importante. Aristóteles decía que la tragedia tenían que ser personajes un poco más listos o un poco peores. Porque para vernos a nosotros, pues ya estamos nosotros. A mí me gusta esa idealización hacia arriba". A la crítica, que le ha aclamado, y a su editorial, que lo ha colocado entre las apuestas del año, parece que también.

El escritor Gonzalo Torné, en una sala de la editorial Mondadori.
El escritor Gonzalo Torné, en una sala de la editorial Mondadori.LUIS SEVILLANO

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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