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Las subastas públicas renacen por la crisis

La Hacienda guipuzcoana enajena a través de pujas bienes embargados a deudores por dos millones de euros

Mikel Ormazabal

"Una crisis tan aguda tiene estas cosas. Cuando la economía iba bien, apenas se celebraban subastas públicas y este año ya hemos tenido que realizar dos convocatorias". El jefe de la Unidad de Recaudación de la Hacienda guipuzcoana, Juan Carlos González, constata que en los últimos tiempos, fruto de la recesión y sus consecuencias, ha resultado necesario enajenar un mayor número de bienes embargados a contribuyentes que no han podido hacer frente a sus obligaciones fiscales. En lo que va de año se han subastado en ese territorio propiedades que suman dos millones de euros, cifra que no se alcanzaba hace mucho tiempo. La última venta pública, primero con ofertas en sobre cerrado y después mediante pujas a viva voz, se celebró en noviembre pasado. En esa ocasión se ofrecieron nueve viviendas, dos garajes, tres trasteros, un almacén, dos locales comerciales, cinco naves industriales y cinco fincas rústicas, que sumaban un valor tasado de 1,2 millones.

De 27 bienes, solo se lograron adjudicar dos en la última puja en Guipúzcoa
Vizcaya ha sacado a subasta este año 17 inmuebles por 9,4 millones

Los bienes inmuebles, subastados por lotes, pertenecían a nueve deudores de la Diputación de Guipúzcoa que habían acumulado una deuda total de 1.216.764,79 euros. "Por lo general, son personas a las que les ha ido mal el negocio y no han pagado sus compromisos durante el periodo voluntario y tampoco lo han hecho por vía de apremio o durante la fase ejecutiva", explica Rodríguez. Hacienda actúa entonces embargándoles bienes por un valor equivalente a la cantidad adeudada y, finalmente, los enajena mediante el procedimiento de la subasta pública.

Así le ha sucedido a un joven empresario que no ha podido resistir los embates de la crisis. Su empresa comenzó a acumular pérdidas hasta que no fue capaz de cumplir con las obligaciones fiscales. "En lugar de hacerle frente a la realidad y afrontar el problema, fue dejando pasar el tiempo hasta que le llegó la notificación de embargo", asegura el responsable de la Recaudación en Guipúzcoa. Se resistió a solicitar aplazamientos, porque eso le obligaba a pedir avales a sus familiares. Él no quería destapar su fracaso a su esposa, ni a sus padres, pero finalmente tuvo que hacerlo para salvar las propiedades que le habían sido embargadas. Sus bienes estaban incluidos en la última subasta, pero no llegaron a salir a concurso por "pago de la deuda".

De los 27 bienes subastados en noviembre pasado, la Hacienda logró adjudicar dos -un local y dos pabellones industriales-, por los que logró una recaudación de 142.103,32 euros. En otra convocatoria similar, celebrada en el mes de junio, se ofrecieron bienes pertenecientes a cuatro deudores, a quienes se les requisaron dos locales comerciales, un garaje y un solar, valorados en un total de 810.201,40 euros. El importe obtenido en la puja por el solar y el garaje -la relativa a los dos locales quedó desierta- ascendió a 116.422,01 euros.

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Son cifras elevadas, apunta González. Hasta 2007, después de muchos años de bonanza, "se acumulaba poca deuda" y las Haciendas quedaban libres de convocar subastas.

La asistencia a estas ventas públicas no suele ser multitudinaria, subraya González. Asisten particulares si se anuncian vehículos, por ejemplo, y concurren promotores inmobiliarios e inversores cuando hay que pujar por solares o inmuebles. En la primera licitación, las ofertas van formuladas por escrito en un sobre cerrado y tienen que cubrir, al menos, el 80% del precio señalado para la enajenación. El jefe de Recaudación de Guipúzcoa precisa que las ofertas se van leyendo "sin interrupción y en forma sucesiva" según el orden fijado en el anuncio de enajenación. "El acto se da por terminado tan pronto como se cubre la totalidad de los débitos exigibles al deudor con el importe de los bienes adjudicados. Cada lote o bien se adjudicará a la mayor oferta", añade.

Si queda alguno por adjudicar, se pasa a una segunda licitación, a la que se puede concurrir con ofertas que alcancen como mínimo el 50% del precio inicial de subasta. En esta ocasión, los licitadores pujan por los bienes haciendo sus propuestas económicas de viva voz. Cuando la oferta más alta se repite por tercera vez, se da por finalizada la puja y se adjudica al mejor postor. Si una propiedad se queda sin adjudicar "se inician los trámites para que ese bien pase a ser propiedad de la Diputación", aclara González, como ha ocurrido con la mayoría de los subastados este año.

La Diputación de Vizcaya informa en su página web (www.bizkaia.net) que este año ha celebrado subastas públicas en las que se podía concursar por 17 bienes inmuebles que sumaban un valor de 9,4 millones de euros. Del total se adjudicaron ocho propiedades, principalmente viviendas y fincas ubicadas en esta provincia. Otros seis deudores salvaron sus propiedades al satisfacer en última instancia la deuda que tenían contraída. La subasta del lote más costoso, un edificio industrial situado en Derio, valorado en 7,5 millones, quedó finalmente suspendida.

La Hacienda vizcaína tiene vigentes, y señaladas para finales de enero de 2011, nuevas subastas para enajenar sendos pisos sitos en Tolosa y Leaburu.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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