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ESTA SEMANA
Columna
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Ya pueden descansar tranquilos. Los que se mostraban inquietos por la supuesta afinidad del presidente de la CEA, Santiago Herrero, hacia los socialistas han conseguido lo que pretendían. Esto es, lo han liberado del férreo yugo del régimen al que estaba sometido por medio de subvenciones, convenios y esa maldita concertación social y demás bagatelas. Así que se ha situado donde le corresponde, al lado del líder del PP, Javier Arenas.

Ya están las cosas en su sitio, unidos contra la política económica de la Junta en una alianza que huele a una descarada asociación de intereses mutuos pero que encierra, en todo caso, un gran valor político. Es evidente que estamos ante un movimiento táctico del que ambas partes sacan provecho. Herrero consigue desprenderse de esa falsa imagen que la misma derecha política le había colgado. Ha dejado de ser sospechoso a pesar de que días atrás le tachaban de ser excesivamente complaciente con los actuales gobernantes. Un cambio radical al que, sin duda, el propio Arenas habrá contribuido facilitándole el acceso a Rajoy y al poderoso grupo de presión empresarial de Madrid que todavía le miraba con recelo.

A cambio, con esa foto de ambos dirigentes compartiendo críticas hacia la Administración andaluza, el PP da un paso más en su afán de romper el aislamiento político y social al que pretendían arrinconarle los del PSOE tiempo atrás, presentándose ante todos como una formación solvente y con capacidad de interlocución más que suficiente.

El golpe de efecto ya está dado. Hasta ahora se había mostrado muy cuidadoso de no vincularse con fuerza política alguna. Es más, rechazaba cualquier muestra de apoyo que pudiera venir de Griñán ya que, según decía, le perjudicaba. Pero está claro que ha acelerado el paso en su carrera hacia la presidencia de la CEOE. Y lo ha hecho cerrando un pacto con Jesús Banegas, otro de los contrincantes, y arrimándose a la sombra del PP. Todo con la intención de restar posibilidades al candidato catalán José María Rosell.

Debe interpretarse, por tanto, que el PP rompe la neutralidad con la que decían que asumían este proceso. Para rematar la faena, esta semana, Arenas mantiene otro encuentro con Manuel Pastrana y Francisco Carbonero, de UGT y CC OO, respectivamente. Abordarán la reforma del sector público andaluz. El contrapunto será la concentración que han convocado frente a la sede de la patronal en protesta por el parón de la negociación colectiva y los despidos. En fin, todo recobra el orden natural de las cosas.

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