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El alza del petróleo pone en jaque la recuperación de los países ricos

El barril de 'brent' sobrepasa los 90 dólares, el precio más alto desde el arranque de la crisis - Los emergentes elevan la demanda a una cifra récord

Alejandro Bolaños

Ha pasado dos años casi desapercibido, pero está de vuelta. El mercado de petróleo, que en 2008 protagonizó una escalada de precios histórica, reclama otra vez el centro del escenario económico. En lo que va de mes, el precio del barril de brent, el crudo de referencia para dos tercios de las transacciones mundiales, se ha estabilizado por encima de los 90 dólares, un nivel de precios inédito en más de dos años. Solo que ahora coge con el pie cambiado a las economías desarrolladas, que apenas salen de la Gran Recesión.

Hace una semana, el Banco Central Europeo (BCE) hizo de parapeto ante la última ola de una crisis que no cesa, al comprar deuda pública de algunos de los países más cuestionados por los inversores. Las tensiones en los mercados a cuenta de la solvencia de varios Estados europeos centraron la intervención del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, pero hubo una mención que los analistas no pasaron por alto: "Los incrementos en los precios del petróleo y otras materias primas elevan el riesgo de que el crecimiento en 2011 sea más bajo". El brent acababa de traspasar la barrera de los 90 dólares.

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"Un movimiento brusco del petróleo como este reduce la renta disponible de las familias, eleva los costes de producción y afecta a las expectativas de todo el mundo", señala José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citigroup. El analista incluye en ese saco al propio Banco Central Europeo, "muy ambiguo sobre qué camino va a seguir en el futuro".

La subida del petróleo supone, de forma automática, incrementos en la inflación. Y eso puede llevar también al BCE a endurecer su política monetaria (subidas de tipos, abandono de las compras de deuda pública, menos facilidades financieras a la banca), como algunos consejeros del banco central piden ya. El efecto en el crecimiento también sería inmediato. En un reciente análisis, el organismo supervisor calculaba que un incremento del 10% en el precio medio del crudo restaba tres décimas al crecimiento del PIB en la eurozona en tres años. Y situaba a España entre los cinco países más vulnerables.

En poco más de año y medio, el crudo ha remontado de los 45 dólares a los 90 dólares por barril (casi 70 euros) de brent. La pendiente, afilada, es muy similar a la que llevó el crudo de los 70 dólares (2007) a los 140 dólares en julio de 2008, cumbre del mercado de futuros. Con la salvedad de que esta escalada se ha producido en paralelo a la Gran Recesión, con la economía de los países avanzados bajo cero.

"La clave vuelve a estar en las economías emergentes", señala Mariano Marzo, catedrático de Recursos Energéticos de la Universidad de Barcelona. Según las últimas cifras de la Agencia Internacional de la Energía, la demanda mundial rompió en el tercer trimestre su techo, con un consumo medio de más de 88 millones de barriles diarios. Y las economías emergentes, sobre todo en Asia y Latinoamérica, concentraron el 85% del incremento anual.

El incremento del precio del crudo en las últimas semanas se ha sincronizado con el de otras materias primas. La cotización del oro, la plata y el cobre marcó récords esta misma semana. Y los precios de algunos alimentos básicos, como el trigo, el maíz o la soja, rondan los valores alcanzados en 2008. "Las materias primas se han convertido en una variable financiera más, pequeños cambios en las expectativas tienen una incidencia inmediata en los precios", explica Pedro Antonio Merino, director del servicio de estudios de Repsol. Otras cosas son como en 2008: la reforma para limitar la volatilidad en los mercados de materias primas está en pañales. Y los países emergentes mantienen su política de subsidiar los combustibles.

Varias circunstancias se han juntado en la segunda mitad del año: un verano muy cálido disparó el consumo energético en Japón; la huelga en las refinerías francesas penalizó la oferta de diésel; el consumo en EE UU y Europa va un poco mejor de lo previsto; el cierre acelerado de algunas plantas contaminantes de carbón en China se compensó con más gasto en petróleo... Pero para el director del servicio de estudios de Repsol priman las explicaciones financieras, como la depreciación del dólar, que eleva de forma automática el valor de los bienes en esta divisa, y, sobre todo, la política de la Reserva Federal.

"Desde que la Fed anunció una nueva ronda de relajación cuantitativa [inyección de dinero mediante la compra de deuda pública], la aversión al riesgo ha disminuido", indica Merino. El primer objetivo de los inversores fueron los títulos de países emergentes, y ahora es el turno de las materias primas, bienes que tienen garantizada una presión al alza de la demanda.

Con este panorama, varios bancos de inversión dan por hecho que el crudo llegará a los 100 dólares el próximo año, y que ese será el nivel medio en 2012. "Como siempre, estamos en manos de la OPEP", señala Marzo. El cartel de exportadores, que produce el 40% del crudo mundial, revisa este sábado su decisión de reducir en 4,2 millones de barriles diarios su producción, un acuerdo cerrado a finales de 2008 para parar la caída libre del precio.

No están por la labor. El ministro de Petróleo de Arabia Saudí, Ali al-Naimi, consideró hace un mes que 90 dólares por barril era un precio "equilibrado" para importadores y exportadores. Y los representantes de Libia o Venezuela ya han advertido que no están dispuestos a elevar ese objetivo formal de producción hasta que el precio no llegue a 100 dólares. No en vano, los ingresos de la OPEP -750.000 millones de dólares este año, según estimación de EE UU-, también se acerca a los niveles récord de 2008.

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