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Reportaje:

La élite del asfalto

La Sección de Delitos en Carretera de la Ertzaintza persigue el narcotráfico y el blanqueo de dinero - La unidad ha detenido a 30 personas hasta la fecha

Una fila de coches aparcados bordea uno de los laterales del patio de la comisaría de la Ertzaintza de Oiartzun. Muchos no tienen matrícula, están inmovilizados, y entre furgonetas varias y un par de mercedes, modelos y marcas comunes en cualquier calle, destaca un Ferrari F 340, de 2007. Precio, 300.000 euros, nuevo. Es uno de los últimos trofeos requisados por la Sección de Delitos en Carretera de la policía autonómica. La unidad, con poco más de año y medio de actividad, está especializada en la persecución, entre otros, de robo de vehículos, narcotráfico, blanqueo de dinero... Suena a Hollywood.

Hasta noviembre la sección había detenido a 30 personas, recuperado 25 coches y "comprobados, identificados y verificados 1.400 vehículos". Muchos de los casos resueltos han saltado a la prensa por su espectacularidad o unicidad.

Los agentes del equipo saben como mínimo dos idiomas

"En una carretera te puedes encontrar cualquier tipo de delito, bandas organizadas, drogas, tráfico de personas", explica el responsable de la sección, que prefiere no dar su nombre, ni especificar cuántos miembros componen su equipo. La unidad surgió "cuando vimos que había agentes, que sin buscar nada, se encontraban con un accidente de coche en el que uno de los vehículos implicados ocultaba hachís en su interior".

A ello se suma la situación estratégica de Guipúzcoa, de momento la única de las provincias vascas en las que está asentada la unidad. Uno de los pasos obligados y frontera del tráfico que transcurre entre África y España, por tanto, Europa, y viceversa.

Los miembros de la sección siempre trabajan de incógnito, en coches camuflados, un chaleco negro en el que reza Ertzaintza Polizia, les distingue. Sólo se lo calzan en el momento exacto de actuar, explica el jefe de la unidad, en su despacho, aséptico, sencillo y con dos placas de matrícula, una holandesa y otra belga, colgadas en la pared.

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El equipo de ertzainas estará ahora mismo recorriendo las principales vías de Guipúzcoa, observando a gente que desentone con el vehículo que conduce, que haga movimientos raros o sobre el que ya tengan una certera sospecha de que está cometiendo algún delito.

"Trabajamos de dos formas. En algunos casos contamos con información, otras policías nos ponen en la pista sobre un vehículo. Nos ha ayudado mucho que la Ertzaintza esté presente en la comisaría conjunta de Hendaya", apunta el responsable. "Algún cuerpo europeo, por ejemplo, nos puede alertar sobre una furgoneta, con tantos ocupantes, que pudiera llevar armas o drogas, y hacia donde se dirige", añade. El trabajo también fluye en la dirección opuesta, "los delitos a gran escala los trasladamos a la Guardia Civil y Policía Nacional, los que sean internos a la correspondiente comisaría de la Ertzaintza".

Cuando no disponen de información los hombres de la Sección de Delitos en Carretera observan. El mínimo detalle les puede conducir hasta un delincuente y entonces entra en juego la formación y la selección de los agentes.

Los ertzainas que componen la unidad, según explica el responsable de la misma, han pasado una selección especial, y saben varios idiomas, "como mínimo dos. Hay que tener en cuenta que el 90% de las personas con las que tratamos son extranjeras", aclara. Además, han recibido formación en documentoscopia para detectar identificaciones o dinero falso, en materia de explosivos, conducción especial, e incluso sobre las características de determinados vehículos para saber si han sido manipulados.

Aún así, el jefe de la sección sostiene que todos los días no se hacen con un Ferrari robado. "Es un caso extraño", explica. "No es el típico coche que se sustrae en la calle, si hasta para echarle aceite tienes que ir a un taller de la casa, es absurdo", aclara. Cuando los agentes detectaron el cochazo circulando por la AP 8 el pasado mes de octubre sospecharon porque llevaba placas de matrícula temporales. Las revisaron y comprobaron que pertenecían a otro vehículo y que el Ferrari había sido robado en Italia. La persona que lo conducía había sido víctima de una estafa.

Uno de los miembros de la Sección de Delitos en Carretera de la Ertzaintza inspecciona un Ferrari incautado por los agentes el pasado mes de octubre en Guipúzcoa, mientras circulaba por la AP-8.
Uno de los miembros de la Sección de Delitos en Carretera de la Ertzaintza inspecciona un Ferrari incautado por los agentes el pasado mes de octubre en Guipúzcoa, mientras circulaba por la AP-8.JESÚS URIARTE

Robos por estafas

"Los típicos ladrones que manipulan los números de bastidor hoy en día son minoría", sentencia el responsable de la Sección de Delitos en Carretera de la Ertzaintza. Detrás de la mayoría de los robos de vehículos y, sobre todo, si son de gama alta se encuentra un delito de estafa.

"Pongamos que tengo una empresa en Alemania. La compañía alquila mediante leasing 15 vehículos y llega un momento en que uno de esos coches lo llevo a otro país europeo y se lo vendo a cualquier ciudadano", relata el ertzaina.

El siguiente paso consiste en venderlo unas cuantas veces, al ser posible en diferentes países, para que el vehículo cambie de matrícula. "Cuando pase entre seis meses y un año el propietario original denunciará el robo y para cuando eso suceda el coche llevará tiempo circulando en territorio europeo con una documentación legal y original, a la venta de un titular legal", añade.

La localización del vehículo resulta casi imposible, el dueño original cobrará del seguro, y si el coche se encuentra, el último propietario, que se ha hecho con él de forma limpia, deberá devolverlo ante la imposibilidad de seguir el rastro de las sucesivas compras y ventas.

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