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Reportaje:

Un sobresueldo a golpe de tijera

Una empresa en Carabanchel paga entre 30 y 40 euros por una melena

Pablo de Llano Neira

"Donde hay hambre, hay pelo". Este es el lema con el que empezó su negocio en los años sesenta Justino Delgado, un segoviano que fundó por aquel tiempo una empresa de compra y venta de cabello con su nombre y que ahora comercia con este producto con países de todo el mundo. En la España del franquismo había necesidades; no era raro que la gente vendiese su pelo para ganar unas pesetas. Delgado iba por los pueblos de Segovia con una bicicleta preguntando a las señoras si tenían una melena que ofrecerle.

En los años noventa esta empresa dejó de comprar pelo a españoles, no valía la pena en esas pequeñas cantidades. Importaba toneladas de países extranjeros, como India. Pero la crisis ha traído una nueva versión del lema de Justino Delgado: "Donde hay crisis, hay pelo".

Justino Delgado tenía que importar cabello. En 2008, volvió a haber oferta española

"A finales de 2008 llegó una mujer y nos dijo: 'Oye, tengo mi coleta en casa. ¿Puedo vendérsela?'. Luego vino otra y otra y otra", explica Yolanda Delgado, la hija del pionero del negocio capilar.

La compañía Justino Delgado, con más de 30 empleados y un edificio de cinco plantas en Carabanchel, decidió comprar de nuevo el pelo a particulares locales. Más por solidaridad que por interés económico, según dice Delgado: "La gente se puede sacar un dinero que le viene bien, y a nosotros no nos perjudica".

No se trata de un fenómeno masivo de personas que se corten el pelo a la desesperada para combatir sus penurias, ni mucho menos. Más bien es un goteo de gente (españolas y españoles, sobre todo) que antes no pensaría en comerciar con su melena y que ahora, con el panorama más oscuro, lo ve como una manera de hacerse con unos euros que no están de más.

Raparse o meterle la tijera a una buena coleta no es una gran inversión de todas formas. Una peluquera de Carabanchel contaba el jueves la desilusión que se llevó una clienta cuando decidió capitalizar su preciosa melena. "Era una chica argentina con un pelo muy bueno", cuenta la peluquera. "Me pidió que le cortase la coleta y se fue con ella a Justino Delgado. Qué disgusto cuando volvió. Le pusieron el pelo en la báscula y solo le dio para tres euros".

De acuerdo con los precios que ofrece la empresa, quizá la versión de la peluquera sea errónea o demasiado catastrofista. Yolanda Delgado afirma que por un manojo de pelo de 50 gramos -que mida más de 40 centímetros y siempre y cuando no esté teñido, que entonces no vale para nada- el cliente gana entre "30 y 40 euros". También hay variables de calidad, explica, que pueden reducir el rédito a menos de 10 euros o subirlo a un buen pico, como ocurrió en el caso de una chica de Alicante que se plantó allí un día con una magnífica cabellera. "Pagó 25 euros por el billete de ida y vuelta en avión, pero se llevó 100", asegura Delgado.

Un hecho que se repite con cierta frecuencia es que aparezcan señores jubilados con un stock familiar de coletas. "Aparecen con tres o cuatro piezas, de la hija, la sobrina, la nieta...", dice la heredera del emporio capilar de Carabanchel, que almacena cajas y cajas de pelo natural, preparado para salir cada día en avión a cualquier parte del mundo, especialmente a EE UU y la UE. También apunta que acuden muchos chicos a sacarse unos euros a costa de su cabellera.

Hagan cálculos: una coleta pesa unos 50 gramos; por un kilo de pelo se pagan 400 euros.

Yolanda Delgado, a la derecha, contempla varias trenzas en la empresa Justino Delgado.
Yolanda Delgado, a la derecha, contempla varias trenzas en la empresa Justino Delgado.LUIS SEVILLANO

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