El día de Pepu y Villacampa
No es fácil dirigir ni entrenar a un equipo inmerso en una ley concursal y una larga crisis deportiva y social. Por eso es más meritorio, si cabe, que el DKV Joventut, tras vencer al Lagun Aro (75-73), se haya alzado al cuarto puesto, con siete triunfos y tres derrotas. Jordi Villacampa se las ve y se las desea para gestionar un club con tanto arraigo como incapacidad, por múltiples causas, para mantener a sus estrellas de la casa, desde Ricky Rubio hasta Pau Ribas pasando por Rudy Fernández. Las perspectivas no eran optimistas hace 10 meses, cuando iba a la deriva, 11º en la Liga y vapuleado en Europa. Villacampa convenció entonces a Pepu Hernández para que regresara a los banquillos. Los resultados han tardado, pero empiezan a observarse síntomas positivos. Josep Franch es la nueva perla, el fichaje de Trias da sus frutos y los extranjeros cumplen, igual que varios jugadores tutelados en Badalona desde su adolescencia como Norel, Jelinek, Flis o Tomàs.
Hubo tralla en la cabeza de la tabla porque a la solvente victoria del Madrid sobre el Unicaja (88-72) respondieron el Barça y el Caja Laboral con dos actuaciones decepcionantes. Las sensaciones que desprendió su juego fueron malas. El Barça perdió por un punto en la cancha del Estudiantes (63-62) tras una más que discutible y decisiva falta de Lorbek. Pero jugó mal, sin paliativos. Ni siquiera las ausencias de Navarro, Mickeal y Basile sirven de excusa para un equipo que lanzó 20 tiros libres menos que su rival y se quedó en un 25% de acierto en los triples. El Caja Laboral perdió (91-71) en Sevilla, donde capturó 18 rebotes menos y perdió ocho balones más que su rival, por lo que lanzó 25 veces menos a canasta. Imposible ganar así.
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