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Columna
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Una oportunidad malograda

La inauguración del flamante Centro de Arte de Alcoy (CADA) se producirá el próximo 28 de diciembre, si todo discurre según lo previsto. Lo que en el momento de su anuncio nos pareció a muchos un proyecto quimérico que difícilmente vería la luz, ha tenido un final feliz. Estamos tan poco habituados a que estos asuntos acaben bien que cuando el hecho se produce, como ha sucedido en esta ocasión, quedamos gratamente sorprendidos. Así, pues, la antigua y venerable sede de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Alcoy será, a partir de ahora, un moderno centro de exposiciones. La noticia es excelente para la ciudad, tan necesitada de dotaciones culturales y debería servir para revitalizar su casco histórico. En este punto, el CADA, bien gestionado, puede desempeñar un importante papel, como ha ocurrido en otros lugares.

Si la apertura del centro hay que celebrarla como se merece, las exposiciones programadas son una cuestión diferente. Una antológica de pintores alcoyanos de finales del XIX y comienzos del XX, y otra del fotógrafo taurino Paco Cano, Canito, ocuparán las salas del CADA el día de su apertura. Más allá de la calidad artística que puedan ofrecer las mismas, lo que decepciona es la falta de imaginación que manifiestan los programadores. ¿Eso es cuanto puede presentar al público actual una sala en la que se han invertido seis millones de euros? Aceptemos la exposición de pintores alcoyanos pero, ¿todo lo que el Consorcio de Museos podía ofrecer para la ocasión eran las fotografías de Canito? Parece poco serio.

Si la futura línea expositiva del CADA es esta, Alcoy habrá perdido una excelente ocasión para revitalizarse. Sería lamentable porque lo que la ciudad no puede permitirse es malgastar oportunidades. Desde hace más de una década, Alcoy vive un decaimiento al que no se vislumbra salida. Las cifras de los anuarios estadísticos, que cualquiera puede consultar, son concluyentes e indican que la ciudad no ha dejado de retroceder en estos años. La demografía está prácticamente estancada y los indicadores económicos señalan un retroceso considerable en todos los frentes. Con la crisis actual, todo se ha vuelto más complicado.

Frente a la gravedad de la situación, las autoridades no han reaccionado. Pese a que el alcalde, Jorge Sedano, asegura a quien quiera escucharle que Alcoy vive el mejor momento de su historia, pocos creen la afirmación. Su proyecto más ambicioso es construir un hotel en el parque natural de la Font Roja, y no logra sacar adelante el polígono industrial de La Canal. Los voluntariosos esfuerzos de la Cámara de Comercio para encontrar una salida han quedado, una y otra vez, en nada por falta de financiación. Con la autovía central prácticamente construida, Alcoy carece todavía de un plan para aprovechar las oportunidades que se presentarán.

Concebido con otro criterio, el Centro de Arte de Alcoy podría contribuir a elevar el ánimo de los alcoyanos y aportar soluciones. Construir un edificio no es difícil cuando se dispone del dinero necesario, pero se precisa inteligencia y valentía para convertirlo en un centro de interés. De otro modo, se cae en la rutina, que es el gran mal de nuestra política. El CADA podría ser la ventana de Alcoy al siglo XXI a través de unas exposiciones que conectasen con las necesidades y el futuro de la ciudad. La ciudad tiene una tradición en la enseñanza del diseño industrial que debería potenciarse. No es una cuestión de dinero: bastaría con una pequeña parte de lo que Trinidad Miró se gastará en la Luz de las Imágenes.

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