"Me he quedado sin poder ir al bautizo de mi sobrina"

En la cola de reclamaciones del mostrador de Ryanair en Girona, Clara Garcés, de 26 años, y su madre, aguardan su turno para que les devuelvan los 1.500 euros perdidos por la cancelación de su vuelo a Pisa. Aunque en su caso, el dinero no es lo más importante. "Me he quedado sin poder ir al bautizo de mi sobrina", lamenta la joven. La familia al completo, bisabuelas y bebés incluidos, tendrían que haber salido ayer a las 7.20 horas. Hoy a las tres está previsto que el nuevo miembro de la familia reciba el primer sacramento cristiano.

Si no les solucionan el problema, lo hará sin 10 familiares por culpa de una huelga de controladores aéreos que ha alterado las vacaciones de cientos de miles de personas. El aeropuerto de Girona canceló ayer las 56 operaciones que tenía previstas. A pesar de que por la tarde se volvió a abrir el espacio aéreo, Ryanair, la única compañía que opera en el aeródromo, mantenía anulada su actividad. Está previsto que hoy empiecen a salir aviones.

Un grupo musical de gira actuó para los pasajeros antes de volver a casa

El aeropuerto ya canceló el viernes a última hora cuatro operaciones. Los viajeros, sin embargo, creyeron que el panorama se despejaría al día siguiente. "La ilusión es lo último que se pierde", defendió Mari Carmen Gómez, de 57 años. Ella, su marido y sus dos hijas habían planeado las vacaciones perfectas: reunión familiar en Turín, donde vive una de ellas.

El vuelo tenía que salir a las 15.00 horas. Pero el viaje ya se truncó desde un principio. El marido de su hija mayor no pudo llegar a Girona desde Málaga porque tampoco salió su vuelo. "Estamos enfadadísimos", se desahogó ayer el matrimonio, que ha perdido en total unos 800 euros. Pero a Mari Carmen lo que le molesta más es que el país esté atado de pies y manos por los controladores: "Me parece mal que el Ejército no esté preparado para manejar los aeropuertos. Así es normal que nos puedan hacer chantaje".

A las dos de la tarde, quedaban pocas personas en el aeropuerto gerundense de Vilobí d'Onyar. Cuatro horas antes la megafonía ya había anunciado que todos los vuelos estaban cancelados. Minutos antes, todavía había quien soñaba con poder salir al mediodía. Como los Grallers de Vic. El grupo tenía programada una gira de gralla (instrumento popular catalán) y piano por Italia. Tras suspender sus actuaciones y antes de irse a casa, obsequiaron a los viajeros con un concierto improvisado.

A Inma Torrent, de 52 años, y a Dolors Martí, de 53, no les valió de demasiado la serenata. Sentadas en la cafetería del aeropuerto, sus caras largas llegaban hasta el suelo. Tenían un vuelo previsto a Dublín que debería haber salido a las 14.00 horas. "Jamás me atrevería a hacer algo así en mi trabajo", se quejó Dolors.