Con las criaturas de Prometeo
El ballet sinfónico, como estilo, tiene su propia historia en el siglo XX, su decálogo y sus títulos del gran repertorio moderno, que a fuerza de ser asimilados han adquirido el carácter de verdaderos nuevos clásicos, contando con que, en todos los casos, gozan del respaldo y el apoyo de grandes piezas orquestales. Es una aventura estética que empezó con Leonidas Massine en 1933 -Quinta de Chaikovski- y 1936 -con la Fantástica de Berlioz-, para encontrar continuadores del calibre de Ashton y Balanchine.
Quienes merecen aquí un primer elogio son los que bailan y, después, la orquesta, su director, el teatro y la iniciativa de apoyar una acción de este género y envergadura. Los bailarines con discapacidad son los que mejor están en escena: superan con creces a los que debíamos entender como que no tienen problemas para expresarse con el cuerpo y que dejan bastante que desear. Los mencionados primero destacan por su sinceridad expositiva, una franqueza que conmueve y valida el proceso teatral, un espectáculo que cojea de muchos sitios y es responsabilidad de unos coreógrafos que no han entendido tres elementos a tener en cuenta, y que se antojan básicos: la entidad de la pieza musical, el desarrollo sobre una planimetría que se vuelve agresiva -no tiene sentido mantener los 50 minutos largos que dura la obra a todos en escena- y dar una visión plana y decorativa de lo coréutico.
HEROICA3
Lizarco Danza. Dirección: R. Soriano. Música: Beethoven. Escenografía: Í. Maiterena. Vestuario: N. Barrio. Luces: N. Fontán. Joven Orquesta de la CAM. Director: J. R. Encinar. Teatros del Canal. Hasta el 5 de diciembre.
Cuando Massine puso en el Royal Opera House de Londres en 1936 su Berlioz usó una plantilla de músicos jóvenes. Los instrumentistas de la orquesta madrileña estuvieron firmes y Encinar logró un agradable empaste, quizás perjudicado por ubicar la formación al fondo de la escena.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.