Fazal Sheikh pone su foco sobre el drama de los desfavorecidos
Una antológica repasa en Bilbao la obra del fotógrafo
Fazal Sheikh nació en Nueva York en 1965, de padre keniano y madre estadounidense. Recién graduado en Fotografía en la Universidad de Princeton, dio salida a su vocación de documentalista en un viaje por África. Los retratos que entonces captó en Kenia y en los barrios pobres de Sudáfrica marcaron el camino de su trabajo: imágenes en blanco y negro de seres humanos que sufren la injusticia, pero miran a la cámara con una dignidad aplastante. La sala Rekalde de Bilbao (Alameda de Rekalde, 30) inauguró ayer una antológica del trabajo de Sheikh, que arranca en las fotografías africanas que realizó a finales de los años ochenta y avanza en series hasta los retratos de mujeres indias, maltratadas por los prejuicios machistas, acabados hace dos años Bilbao. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 13 de febrero.
La vocación documental de las imágenes se refuerza con textos
Sheikh ha fotografiado los campos de refugiados somalíes en Kenia, los de ruandeses acogidos en Tanzania o los de los afganos que huyeron a Pakistán tras la invasión soviética. También ha plasmado en imágenes la vida de una mujer somalí que espera en un centro para extranjeros de Ámsterdam la decisión de las autoridades holandesas sobre su petición de asilo y la forma en que se enfrentan a las dificultades cotidianas inmigrantes brasileños.
Los conflictos quedan reflejados en sus trabajos a través del rostro de las personas que los sufren. Son víctimas de la pobreza, la guerra, el hambre o la discriminación por haber nacido mujer, pero se sitúan frente al objetivo con serenidad y ante un fondo que no roba protagonismo a sus miradas, cargadas de expresión y belleza. En las cuidadas composiciones de Sheikh late la herencia de los retratos del fotógrafo alemán August Sander (1876-1964), quien plasmó los rostros que componían el paisaje humano de la República de Weimar.
Todas las series de Sheikh suponen el resultado de un largo trabajo, en ocasiones de varios años, que comienza con el acercamiento a la comunidad y pasa por ganarse la confianza de los protagonistas de sus imágenes antes de disparar la cámara. El comisario de la exposición, Carlos Gollonet, destaca que son piezas que se alejan del reportaje y van profundizando en su carácter documental con su valor ético: "Atraen la atención a la injusticia".
Gollonet agrega que cada imagen de Sheikh supone un compromiso mutuo entre el autor y la persona retratada por encima del encuentro entre el fotógrafo y las víctimas complacientes. "Las fotografías sugieren que el objeto y el observador son iguales", explica. En su trabajo encuentra "una defensa de la dignidad humana".
Sheikh no se conforma con plasmar la realidad de las comunidades desfavorecidas. Cada una de sus series está acompañada por un texto en el que aporta información e impresiones personales sobre el contexto en el que fue realizada.
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