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Reportaje:FÚTBOL | Rusia 2018 y Qatar 2022, nuevos Mundiales

Un gasto de 7.500 millones

Rusia debe construir 13 de los 16 estadios propuestos y mejorar la red de transportes ante las grandes distancias entre las sedes

"¡Fantástico! Ahora tendremos que trabajar mucho", fue la primera reacción del asesor presidencial al enterarse de la victoria rusa para 2018. En efecto, Rusia tiene casi todo por hacer: las instalaciones deportivas están desfasadas, faltan hoteles y, sobre todo, vías de transporte, y la mayoría de las existentes son malas. Por ejemplo, los rusos deberán construir 13 de los 16 estadios donde se jugará el Mundial, y renovar los otros tres, y solo seis de las 13 sedes están conectadas por tren de alta velocidad.

El Mundial se vivirá desde Kazán hasta Sochi; en las dos principales urbes, Moscú y San Petersburgo; desde las frías aguas del Báltico hasta las más cálidas del mar Negro. Las distancias son enormes: entre San Petersburgo, en el Norte, y Sochi, en el Sur, hay algo más de 2.000 kilómetros; y entre Kaliningrado en el Oeste y Yekaterimburgo en el Este, 2.480.

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Los gastos también son cuantiosos: solo en la construcción y renovación de los estadios habrá que invertir unos 2.800 millones de euros —sin contar lo que costarán las reformas del transporte, hoteles, aeropuertos y otras infraestructuras—, más de lo que cuesta toda la organización de los Juegos de Invierno de 2014 en Sochi. Los rusos están dispuestos a gastar 7.500 millones en el Mundial.

Rusia, que por primera vez acogerá un Mundial de fútbol, comenzó la lucha por ser la sede del campeonato el 5 de mayo de 2009 y el 17 de mayo pasado el viceprimer ministro, Ígor Shuválov, entregó en Zúrich a la FIFA los tres tomos de su proyecto; el segundo está dedicado completamente al análisis de los 16 estadios que promete tener listos Rusia para 2018. Entre ellos habrá que renovar el legendario Luzhnikí de Moscú, cuya capacidad será aumentada a casi 90.000 espectadores. El aforo del estadio Gazprom Arena de San Petersburgo será de casi 70.000, mientras que el del resto —incluidos los otros dos de la capital, los campos del Dinamo y el Spartak— será de entre unos 44.000 y 50.000 espectadores.

Los rusos aprovecharán esta victoria para impulsar el desarrollo del fútbol en todas sus modalidades. Andréi Arshavin, la estrella rusa que juega en el Arsenal, aseguró que "se invertirán más de 700 millones de euros en desarrollar el fútbol base, el de playa, el femenino y el fútbol para personas con minusvalías".

Rusia ha prometido que eximirá de los visados que generalmente son necesarios para viajar a este país a los turistas que acudan al Mundial. Además, para todos los que tengan entradas para los encuentros el transporte público en autobuses y trenes será gratis —dadas las grandes distancias entre ciudades, los precios de los pasajes no suelen ser baratos—.

El primer ministro, Vladímir Putin, viajó anoche a Zúrich para agradecer personalmente a Blatter la victoria rusa. Y el presidente, Dmitri Medvédev, felicitó por su parte a sus compatriotas por la "brillante victoria que significa organizar el campeonato". A Rusia le queda mucho por hacer y mejorar. Ocho años pensando en "una nueva Rusia" para acoger la gran cita del Mundial.

Abramovich da la mano al Príncipe Guillermo.
Abramovich da la mano al Príncipe Guillermo.AP

Cuatro sedes nuevas en 20 años

En 2002, Corea del Sur y Japón rompieron moldes en la historia mundialista. Fue la primera cita organizada por dos países, la primera fuera de Europa y América, y la primera en Asia. También otro paso más en un enorme proceso de globalización y apertura de nuevos mercados por parte de la FIFA. Entre las seis últimas sedes designadas para acoger un Mundial (entre 2002 y 2022), cuatro han sido primerizas: junto a Corea y Japón, debutó Sudáfrica en 2010 y lo harán Rusia y Qatar. Alemania (2006) y Brasil (2014) son viejos conocidos.

El fenómeno no es solo futbolístico. Entre los cinco últimos países elegidos como olímpicos, dos novatos: China (2008) y Brasil (2016).

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