Afganistán, día a día
Casa Asia exhibe un surtido de imágenes no bélicas del país
Afganistán lleva tiempo en las primeras páginas de los diarios. Casi siempre para mal. Siendo un país en guerra perpetua, es muy aventurado decir que no son bélicas las imágenes documentales de él que hasta el 31 de marzo se exhiben en Casa Asia. Resulta imposible que no reflejen la destrucción que ha asolado aquellas tierras, pero sí tienen la voluntad de mostrar la vida cotidiana del país, la manera en la que viven sus habitantes, el juego de los niños, el mercado, los paseos, los impresionantes paisajes... Titulada sencillamente Afganistán, es una especie de surtido de documentos, fotográficos y textuales, de distinta procedencia. En este sentido puede resultar un tanto caótica o repetitiva, pero la fuerza de las imágenes lo justifica.
Abre la exposición el trabajo fotográfico de este último año del fotoperiodista español Guillermo Cervera. Es una mirada personal al país en la que caben desde un joven con vestimenta occidental a soldados descansando, pasando por travestidos, heroinómanos, niños o jóvenes haciendo motocross en la misma ruta que se llena de minas al paso de los vehículos aliados. Junto con el reportero catalán Plàcid Garcia-Planas decidieron "empotrarse" no en los ejércitos aliados, sino en el afgano. "Es curioso porque nos dijeron que habíamos sido los únicos", comenta Garcia-Planas, que aporta tres relatos a la exposición.
Pueden leerse en tres pantallas en la misma sala en la que se exhiben las estrellas de la muestra. Se trata de 43 retratos coloreados de afganos anónimos -realizados en plena calle por fotógrafos que aún utilizan cámaras de placa- que recopilaron por todo el país Guillaume Fourmont-Dainville, François Fleury y Cyrille Moleux. No están datadas, pero los coleccionistas calculan que pueden estar hechas entre 2001 y 2005.
Otro ámbito exhibe las fotografías, más líricas, de Fleury, más interesado en captar la manera en que muchos paisajes y gentes parecen seguir anclados en otro tiempo. Están acompañadas de textos de Fourmont-Dainville y, en la sala en la que presenta un gran tríptico audiovisual con imágenes en color, con textos del escritor afgano Atiq Rahimi. La exposición se cierra, ya en otra planta, con una selección de las fotografías que realizó en 2006 Rubén Guillem mientras rodaba en Afganistán el documental Los ojos de Ariana. Muchas miradas unidas por la fascinación hacia un país que sobrevive día a día.
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