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Reportaje:ELECCIONES CATALANAS | Consecuencias del 28-N

La ultraderecha catalana está a punto

PxC logra 75.000 votos y se queda a las puertas del Parlament con un mensaje racista - La mejora de resultados haría crecer sus 17 concejales actuales

El partido xenófobo Plataforma per Catalunya (PxC) se quedó a las puertas el pasado domingo del Parlamento catalán. La formación, impulsada en 2001 por el ex vicepresidente provincial de Fuerza Nueva y mano derecha de Blas Piñar, Josep Anglada, ha ido extendiendo sus tentáculos por Cataluña y se ha convertido en algo más que una anécdota o una candidatura populista e incómoda con vistas a los próximos comicios municipales, previstos para mayo de 2011.

En las elecciones catalanas, con casi la mitad del escrutinio realizado, los resultados le otorgaban tres escaños. Un 2,42% de los catalanes que se acercaron a las urnas le dieron su confianza, en total más de 75.300 personas. Finalmente, se quedó fuera por unos 5.000 votos.

El límite para acceder a la cámara catalana es del 3% y Anglada y su partido lo superaron en casi el 20% de las 947 localidades catalanas. Su fuerza reside en Osona, en cuya capital, Vic, empezó el periplo de Anglada y ahora es la segunda fuerza del Consistorio, pero también se ha hecho fuerte en otras zonas, tanto en el área metropolitana de Barcelona como en puntos de Tarragona y Lleida.

En 26 municipios, Anglada superó el 5% necesario para lograr un edil en unos comicios municipales. Lo que hace temer que su presencia en el mundo local pueda crecer en la próxima cita. Actualmente ya tiene representación en nueve municipios, con 17 ediles en total.

El lema "Para un mayor control de la inmigración" y un odio casi visceral por todo lo que sea musulmán son los sellos de presentación de un partido supeditado a los designios de su líder. La mano de Anglada no tiembla a la hora de deshacerse de quien le discute sus directrices. Aparte de alimentar los recelos de la sociedad autóctona respecto a los inmigrantes, la seguridad y la identidad son sus otras bazas. Anglada se autopresenta sin rubor como aquel "que ha venido a poner orden", pero ha tenido que rendir cuentas en más de una ocasión ante la Justicia por agresiones y actualmente está pendiente de juicio como imputado en un delito de incitación al odio racial.

El líder de la PxC ha intentado públicamente desvincular su carrera política actual de la pasada, cuando como dirigente de Fuerza Nueva organizaba autobuses al Valle de los Caídos o gritaba a pulmón "Viva España, Viva Franco" en la plaza de toros de la Monumental al lado de Blas Piñar.

Alega que todo el mundo tiene derecho a cambiar de ideología, pero un reportaje con cámara oculta de Canal 9 lo desenmascaró en 2002 con unas imágenes en las que confesaba: "Llevo el águila en el corazón, pero políticamente ahora no me interesa explicarlo". Menos reparos tiene en demostrar su verdadera piel en Europa, dónde a principios de año encontró soporte logístico para presentarse a las elecciones catalanas de los líderes de ultraderecha de Austria, Alemania, Flandes, Italia, Francia y Rusia.

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