_
_
_
_

Baja el ruido en El Carme

El céntrico barrio valenciano vive su segunda semana sin coches por la noche

Pablo Ferri

Ya no hay coches en las noches de fiesta de El Carme. La Policía Local custodia las principales entradas y salidas del barrio más concurrido del centro histórico de Valencia. El Ayuntamiento trata así de atajar el exceso de ruido en El Carme donde, hasta hace poco, las principales calles bullían de música y de ruedas golpeando adoquines. Los festeros, gritones de por sí, subían la voz para oírse pero ahora, con los coches vetados, el barrio respira un ambiente descargado. Hay ruido, sí, pero menos.

"Se ha notado mucho, mucho lo de los coches", reconoce el portavoz de la asociación de hosteleros de El Carme (Albarca), Javier Pérez. Los cortes de tráfico los jueves, viernes y sábados por la noche forman parte de las medidas que el Ayuntamiento ha adoptado para El Carme. Su idea es aprobar una normativa integral a principios del año que viene que convierta al barrio en la cuarta zona acústicamente saturada de la ciudad, la cuarta zona ZAS.

"Lo del tráfico se nota y no va a quitar más clientes a los locales"
La ley del tabaco, que prohibe fumar en bares, echará más gente a la calle

Mientras tanto, el gobierno local prueba algunas de las normas para ver cómo funcionan. Así, los establecimientos de comida rápida ya no pueden abrir toda la noche y cierran pasadas las 00.00, es imposible montar nuevos locales o, como ahora, se prohíbe la entrada de vehículos. Esta última restricción ya se aplica en otra zona ZAS, la del entorno de la calle Juan Llorens. Los vecinos han criticado en alguna ocasión al Ayuntamiento porque entienden que no se ha aplicado correctamente. En el caso de El Carme, los principales accesos están cubiertos, pero la policía no puede estar en todas partes.

El pasado jueves por la noche, segunda semana de los cortes de tráfico, una pareja de agentes de la local guardaba una valla a la entrada de la calle Serranos. "No se pueda pasar", alertan, "solo taxis, emergencias y residentes"; así, el coche se da la vuelta y encara de nuevo la calle Blanquerías. Antes, uno de los dos agentes aconseja: "Mira a ver en alguna de las callejuelas de más adelante, a ver si por allí...". Y efectivamente, por la calle Salvador se puede entrar y por la plaza del Temple también. Sin embargo, el tráfico es mínimo. La calle Cavallers luce vacía de vehículos, la calle Quart igual. La plaza del Tossal, bastión del ruido, mantiene un perfil bajo pasadas las 2.00.

El Consistorio lleva años buscando el silencio en El Carme. La mayoría del centenar de locales del barrio cierran a la 1.30, algunos a las 3.00 o las 3.30 y una o dos discotecas lo hacen ya en plena madrugada. El barrio ha perdido clientela, pero Javier Pérez, de Albarca, no cree que los cortes vayan a sangrarla aun más. "Los cortes de tráfico y la futura ZAS profundizan, en realidad, en las restricciones de hace años. La gente ya se ha acostumbrado a aparcar fuera por la presión de la grúa".

En el bar Los Picapiedra de la calle Cavallers, la camarera, resignada, lamenta tener que cerrar temprano, a eso de la 1.30. "Si no dejan entrar a los coches vendrá menos gente", opina. Pone un porrón de cerveza, entra un grupo de gente charlando. "Lo de los coches en viernes o sábado no se nota tanto", añade, "es más, la gente es la que hace ruido; pero es que si no hay sitios para tomar algo, pues se quedan en la calle". Con la mayoría de locales cerrados a las 3.00, las aceras se transforman en un mercado. El gentío acaba por gritar y los vendedores ambulantes ofrecen mecheros, cerveza y rosas. ¿No se puede negociar ampliar el horario de los bares para que la gente no se quede en la calle? Javier Pérez se conforma con quedarse como están. "No estamos en disposición de pedir nada", matiza. La asociación vecinal Amics del Carme siempre ha apostado por medidas más y más restrictivas en favor del descanso vecinal y el Ayuntamiento no contempla moverse en esa dirección. En un mes, además, con la reforma de la ley del tabaco, no se podrá fumar en los bares, así que quien quiera tendrá que hacerlo fuera. Más gente en la calle.

... Y en unos meses

- Medidas definitivas: El Consistorio, según la normativa cautelar, debería hacer cosas que aun no hace. Por ejemplo, perseguir la venta ambulante o aumentar la presión sobre el botellón. Cuando se apruebe la normativa definitiva, la ZAS de El Carme, en teoría, funcionarán.

- Terrazas: Es la más polémica, la que enfrenta a vecinos y hosteleros. Ahora cierran a las 00.30 entre semana y a la 1.00 los viernes y sábados. La ZAS las quitará media hora antes.

- Mesa de trabajo y policía: El Consistorio se reunirá mensualmente con los vecinos, los hosteleros y los comerciantes para discutir el funcionamiento de la ZAS. También se anuncia una intensificación del orden público. De momento, hay más policía en la plaza del Tossal, pero se limita a estar.

El barrio ahora

- Alegaciones: El Ayuntamiento estudia las alegaciones presentadas a su normativa contra el ruido en El Carme. Luego, la Generalitat emitirá su informe para que, finalmente, el pleno del Ayuntamiento la apruebe definitivamente. Mientras, el Consistorio ya aplica cautelarmente varias medidas.

- Licencias: El gobierno local no tramita licencias para bares, pubs... Además, controla la actividad de los locales con permiso

- Kebabs y demás: Las tiendas de comida rápida no pueden abrir entre las 00.30 y las 7.00. Tampoco pueden dejar máquinas expendedoras una vez estén cerradas.

- Tráfico y sensibilización: Se ha cortado el tráfico nocturno y hay mediadores sociales para explicar la medida.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_