El hechizo de Dudek
Las expulsiones de Ámsterdam, investigadas por la UEFA por amenazar el 'fair play', tapan la gran labor de Mourinho en el Madrid
Como los magos de época, José Mourinho aprovechó lo más álgido de la goleada del Madrid en Ámsterdam (0-4) para saltar a escena y demostrar ante el mundo que es un maestro de la sugestión. No hubo niña hipnotizada. Hubo un portero de 37 años llamado Jerzy Dudek, campeón de Europa en 2005, que, víctima del hechizo, se metió en una zona prohibida a los jugadores y lejos de sentir que hacía el ridículo se convenció de su heroísmo cuando, a hurtadillas detrás de un poste de la portería, llamó a Casillas y le dijo que le ordenara a Ramos que se hiciera expulsar para pasar a octavos con una sola tarjeta amarilla, o, según la versión oficial, le preguntó si su estómago ya funcionaba bien o lo seguía mortificando la gastroenteritis.
"Es antirreglamentario que un suplente vaya a hablar con el portero", dice un árbitro
El ex árbitro Rafa Guerrero opina que la maniobra, que acabó con dos madridistas expulsados por primera vez en un partido de Champions, fue una chapuza: "Las expulsiones se pueden provocar respetando el reglamento. Pero ni Mou ni los jugadores lo supieron hacer. Si hubiera sido más listo mandaba al masajista, o al médico, aprovechando que Casillas estaba enfermo. Dudek es suplente y ningún suplente puede salir del área técnica más que para calentar en la banda. Está prohibido por el reglamento. Pero en Ámsterdam el árbitro [el escocés Craig Thomson] pasó de todo. Con un 0-4 en el minuto 90 no se complicó. Ahora Mou lo niega todo públicamente porque si no lo hace la UEFA lo sanciona".
La UEFA anunció ayer que investigará los hechos, en busca de pruebas para castigar al Madrid por vulnerar el fair play.
El partido del Madrid contra el Ájax fue un reflejo de la obra de José Mourinho. Por un lado, lo esencial: el excelente rendimiento futbolístico. Por el otro, lo accesorio: las expulsiones dirigidas de Alonso y Ramos con la extravagante coreografía de un hombre que rinde culto a su personalidad y experimenta un placer intenso cada vez que ocupa el centro de la escena. Como él mismo lo expresa: "Quien no le gusta la presión no está preparado para competir".
La gestión de los asuntos accesorios ensombreció los méritos de Mourinho en un partido de consecuencias importantes. El Ajax encajó la peor derrota de su historia en casa mientras el Madrid igualó su mejor resultado como visitante y completó su quinto partido invicto en la fase de grupos, circunstancia que le asegura el liderato y que no conseguía desde hacía siete temporadas, cuando comenzó a declinar su poderío en Europa. El partido fue una exhibición de buen funcionamiento y compromiso, que involucró a algunos de los jugadores que menos han contado para el entrenador. Fue una prueba de la maestría de Mourinho para persuadir a su gente, no sólo a Dudek. Lass y Benzema, representativos por su indolencia y egoísmo en otros tiempos, ahora parecen convencidos de su importancia.
Mourinho es capaz de manipular voluntades, organizar la táctica y pensar la estrategia de los próximos meses simultáneamente mientras sigue un partido desde la caseta. Contra el Ajax se anticipó al calendario que le espera y calculó su administración del personal en tres competiciones. "Estoy muy contento con Arbeloa, Albiol, Lass, Benzema y Pedro León porque han jugado muy bien", dijo, tras el partido. "Han demostrado que aquí no hay suplentes y que serán muy útiles para afrontar el mes de enero, en el que nos esperan nueve partidos, entre Liga y Copa. Suponiendo que le ganemos al Levante".
Mourinho pensó en todo y, entre medias, habló varios minutos con Dudek para convencerle de que le trasladase a Casillas la orden de que Ramos se debía autoexpulsar -o la pregunta por el estado de su estómago revuelto-. "Ni ordené que se autoexpulsaran, ni ellos se autoexpulsaron. Pero fueron un poco naif", negó.
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