Los (muchos) caminos del crecimiento

Consum, la segunda empresa valenciana por número de trabajadores, nació en 1975 con un supermercado en Alaquàs. El Grupo AZA, con actividad en el terreno del transporte, los aparcamientos y la náutica, empezó en 1928 con el servicio de paquetería que el abuelo del actual consejero delegado, Alfonso Zamora, ofrecía con su carro. Dulcesol, que fabrica al año 115 toneladas de bollería industrial, tiene su origen en la aventura de tres panaderos de Villalonga (La Safor) que fundaron una panificadora en los cincuenta. Y Grupotec, firma del campo de la ingeniería con 250 profesionales, se inició en el piso de estudiante de su presidente, Olallo Villodo.

Las cuatro empresas tomaron caminos distintos para crecer, como explicaron ayer sus responsables en una jornada organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD). Con el rasgo común de haber dado pasos decisivos cuando nadie lo hacía en su sector. Innovando en producto, procesos y organización (Dulcesol). Combinando la forma cooperativa (en la que clientes y trabajadores son los dueños de la empresa) con la expansión por adquisiciones de otras cadenas (Consum). Cambiando el concepto de logística (Grupo Aza). O transgrediendo los límites entre empresas de servicio e industriales, diversificando y no dejándose arrastrar por las burbujas (Grupotec).

Los éxitos pasados no garantizan, sin embargo, el futuro, sobre todo en un contexto de crisis como el actual. Lo reconoció abiertamente Rafael Juan, consejero delegado de Dulcesol: hace un par de años, su principal cliente, que adquiría en torno al 40% de su producción, dejó de hacerlo. "La situación a futuro se presenta compleja", declaró.

Eduardo Navarro, presidente de la consultora Improven, advirtió por su parte de que la internacionalización es importante, pero que debe hacerse con las personas adecuadas, conocimiento del mercado y recursos. Lo contrario es bastante habitual. De ahí que, según sus datos, el 64% de las empresas fracasen en el intento.