El interés de los bancos de semen
Autores españoles de teatro comercial: haberlos, haylos, lo que sucede es que nuestros productores invierten solo sobre seguro. Es mucho menos arriesgado importar un éxito de Londres, París o Nueva York que rastrear su semilla en un libreto inédito y apostar por él. A falta de empresarios audaces, Juan Carlos Rubio, guionista de teleseries como Farmacia de guardia, ha tirado de sus ahorros para autofinanciarse el montaje de Tres, comedia de equívocos que antes otros estrenaron con éxito en Santiago de Chile, San Juan de Puerto Rico, Miami y San José de Costa Rica, con títulos más expresivos: ¡Qué trío!, Ménage à trois, Ellas quieren y él no puede y Ellas cuando quieren... él cuando puede.
TRES
Autor y director: Juan Carlos Rubio. Intérpretes: Kiti Mánver, Nuria González, Aurora Sánchez y Octavi Pujades. Escenografía: José Luis Raymond. Teatro Lara. Hasta el 9 de enero.
Rubio (Montilla, Córdoba, 1967) es un artesano de la situación cómica y del chiste eficaz. En Tres cuela algunos fáciles, pero compensa al público con otros de buena ley, de esos que desarrugan el entrecejo a cualquiera. Su preocupación legítima es hacernos reír, a carcajadas a ser posible, a través de personajes que transmiten bonhomía en general y tolerancia en lo que respecta a la manera de vivir la sexualidad y de crear una familia. Es un moralista, a contrapelo. Las protagonistas de esta comedia suya son tres ex compañeras de colegio de monjas que se reencuentran con 47 años, cuando la vida, que les ha sonreído en lo profesional pero las ha maltratado en lo sentimental, les brinda la última oportunidad de ser madres.
En esa reunión verosímil, concertada en casa de la más pudiente, Juan Carlos Rubio, guiado por su instinto para lo hilarante, va introduciendo sucesos, conductas y tomas de decisiones acaso escasamente verosímiles, pero eficaces en términos de productividad cómica. No cabe dar crédito a la ligereza con la que el femenil trío resuelve embarazarse del mismo hombre, ni a la decisión en sí misma, pero esta permite a su creador seguir enlazando gags a tumba abierta hasta llegar a un final disparatado cuya moraleja evidente ("una familia es un proyecto de vida en común") sería, creo, más eficaz si los personajes que la formulan tuvieran más grosor y si sus vínculos estuvieran algo más elaborados.
A juzgar por cómo rió el público de a diario que llenaba el Lara anteanoche, Tres tiene todas las papeletas para repetir aquí su éxito americano. Sus intérpretes femeninas llevan la función en volandas. Aurora Sánchez clava el papel de Ángela, la joven que, a base de hacerse la tonta, acaba llevándose siempre el agua comunal a su molino. Desgalichada y con su voz característica, está graciosísima. Nuria González da muy bien el tipo de payasa carablanca: es la compañera mordaz y juiciosa que se resiste a embarcarse alocadamente en el desnortado viaje de sus compañeras. Kiti Mánver lidia satisfactoria y enérgicamente con un papel menos lucido y estilizado. En vez de pasarlo por alto, Rubio podría haber jugado el equívoco que, por su aspecto atlético, produce José Ramón (Octavi Pujades), a quien Ángela presenta a sus amigas como maestro de escuela.
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