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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Para no anestesiar la memoria

Javier Vallejo

Hay olvidos históricos: después de la victoria, viene siempre la amnesia general. Littoral, la tragedia optimista que dio a conocer internacionalmente a Wajdi Mouawad, habla de la muerte de los padres, de la fuerza de la memoria y de la necesidad omnímoda de crear relatos que expliquen quienes somos y lo que nos ha sucedido. No es tan redonda como Incendies, cima trágica de Mouawad, pero tiene esa frescura brutal del trabajo hecho en ambiente de creación colectiva, bajo una batuta bien temperada.

El aturdimiento de Wilfrid, su protagonista, ante la muerte de su padre, la soledad que eso comporta y la imposibilidad de enterrar su cadáver en el panteón familiar, son un reflejo apenas disimulado del extravío que, a punto de cumplir los 30, sentía su autor en un continente extraño, hablando una lengua prestada y rotos casi todos los lazos con su cultura libanesa originaria. Si Littoral toca como tocó anoche al público que abarrotaba el Teatro Valle-Inclán es por lo que tiene de sincera autoconfesión, y por la energía con que autor e intérpretes llevan el relato. Sus personajes se arrancan las palabras unos a otros sin contemplaciones: hablan como los árabes, invadiendo cada cual el espacio de su interlocutor, pugnando por decir la primera palabra y la última, enzarzándose en la conversación como ciervos en trance de testar sus fuerzas.

LITTORAL

Autor y director: Wajdi Mouawad. Intérpretes: Jean Alibert, Tewfik Jallab, Catherine Larochelle y Marie-Eve Perron.

Teatro Valle-Inclán. Del 16 al 19 de noviembre.

Incendies es una obra de madurez. Littoral, en cambio, refleja ese momento en que la vida te obliga a decir adiós a la adolescencia. A Wilfrid, la noticia del deceso paterno le llega mientras está echando el polvo de su vida, que va a sufrir un giro copernicano, una vuelta a su país de origen, arrasado por una Guerra Civil interminable. Allí donde ya no caben más muertos intentará encontrar un sitio para el suyo.

En la primera mitad del espectáculo, llena de humor negro, Wilfrid vive la vida como una película. En la segunda, ya de vuelta a ese Oriente Medio que se palpa todo el tiempo sin nombrarse en ningún momento, no le queda más remedio que ponerse de frente a la tragedia: la suya personal, amplificada por la del rosario de personajes afectivamente amputados con los que se encuentra.

Como Incendies, Littoral habla a cada espectador según su experiencia. En ese terrible recorrido peripatético con el cadáver paterno, suavizado con humor, resuena la historia de tantos que aquí mismo esperan encontrar un día el cadáver de los suyos y poner un nombre en su tumba. Y cuando Mouawad dice por boca de una víctima de la guerra que más potente que cualquier bomba es la acción de contar por doquiera lo que sucedió, pensamos en el terriblemente inteligente apagón informativo que Marruecos ha decretado en torno al desmantelamiento por la fuerza del campamento próximo a El Aaiún, y a cuanto está sucediendo en el Sáhara Occidental.

Hecho con medios escasos e imaginación prolífica, Littoral conserva esa energía de combate de los buenos espectáculos del antiguo teatro independiente, sin su ingenuidad. No cabe pedir a este grupo de buenos y muy buenos actores el empaque rotundo de la trouppe de Incendies, porque tienen una media de edad bastante más joven, pero vale realmente la pena verlos encarnar un texto lúcido, conmovedor y certero. La puesta en escena tiene grandes momentos, algunas fisuras y un final emocionalmente devastador.

Una escena de <i>Littoral,</i> de Wajdi Mouawad.
Una escena de Littoral, de Wajdi Mouawad.CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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