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Lugo acoge el festival de jazz de los entusiastas

La cita cumple 20 años impulsada por un grupo de amigos

Los inicios estuvieron a medio camino entre el heroísmo doméstico y el fracaso sin paliativos. Montar un festival de jazz, y sólo jazz, en una ciudad de 80.000 habitantes e imaginar que, 20 años después, la cita se habría consolidado como una de las más importantes del noroeste peninsular no entraba en ningún cálculo. "Eramos cuatro tolos entusiastas que nos gastamos 230.000 pesetas [1.290 euros], después de llamar a todas las puertas, para traer tres o cuatro grupos canarios", recuerda Alberto Grandío, director del Festival de Jazz de Lugo. Desde el pasado jueves y hasta el sábado, la cita, que cuenta ahora con más de 100.000 euros de presupuesto, cumple dos décadas acercando a las murallas figuras de renombre de la, según Charles Mingus, "música clásica americana".

Grandío: "El secreto es que a los músicos les gusta el trato cercano"

"El secreto es que a los músicos les gusta mucho el trato cercano", explica Grandío, "por ejemplo, el público puede hablar con John Scofield después del concierto". Del guitarrista, uno de los "tres grandes" del jaz z de fusión blanco -con Pat Metheny y Bill Frisell-, como de otros grandes que han pasado por Lugo, sólo tiene buenas palabras. Porque, en realidad, "el coñazo son los mánagers". "Envíame la web del restaurante donde van a cenar', me han llegado a exigir", se indigna, aunque divertido, "pero si ya lo dice el lema, 'para comer, Lugo".

El festival de jazz se ha convertido, con los años, "en el principal acto cultural de la ciudad". De las 20 o 30 personas que podían juntarse para asistir al despliegue del Andy Phillips Trio en el Círculo das Artes en 1993, la parroquia ha crecido hasta las 8.000 personas. Esa fue la cifra registrada en la pasada edición, cuando la estrella fue el trío de Roy Hargrove.

"Si ahora veo los nombres juntos de todos los que han venido a tocar a Lugo, me asusto del nivel", asegura Alberto Grandío, quien además regenta uno de los pubs con más solera de la ciudad, el Clavicémbalo. Pero en su memoria sentimental hay un lugar reservado para la guitarra de Mike Stern, "el único que ha actuado dos veces". Y a pesar de que, confiesa, han ido "matando los antojos", Pat Metheny sería el culmen. El saxofonista Sonny Rollins, 80 años y un caché de 100.000 euros, un sueño.

De momento, esta noche es el turno de los franceses Manu Katche Band. Y mañana, la cumbre del certamen de este año: los saxos de Joe Lovano y David Liebman explorarán las composiciones tardías del gigante John Coltrane.

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