La confianza se escapa
El gigantesco sonido de desagüe que se ha escuchado durante toda la semana debía de ser el de la confianza escapando de Irlanda. Incluso para quienes se muestran pesimistas desde hace mucho respecto a la periferia de la eurozona, la velocidad con que las rentas de la deuda gubernamental han alcanzado el 9% aproximadamente en el caso de los valores a 10 años y más del 6% en el de los de 2 años ha sido asombrosa.
Irlanda tiene dos cosas importantes en su contra. Primera: sus finanzas no parecen viables; necesita ayuda financiera. Segunda: toda la palabrería europea acerca de un "mecanismo de resolución de crisis" ha sido particularmente inoportuna. Los dirigentes de la UE han tratado de retractarse de esas palabras afirmando que la deuda no se reestructurará. Pero la situación de Irlanda sigue siendo calamitosa. El Gobierno necesita ayuda financiera. Sigue siendo una incógnita cómo les irá a los inversores a medida que pase el tiempo en caso de que se proporcione ayuda.
Para empezar, la crisis económica de Irlanda es grave. Y es una crisis de solvencia, no de liquidez. Ahora Irlanda tiene dinero, pero no parece financieramente viable sin ayuda. El actual plan presupuestario de cuatro años del Gobierno, anunciado hace solo ocho días, parece inverosímil sin ir más allá de 2011. Contempla una consolidación fiscal indudablemente grande de 6.000 millones de euros en 2011, cerca del 4% de PIB, sin especificar los recortes, y, aun así, sigue viendo un déficit fiscal de más del 9% del PIB y una subida de la relación entre deuda y PIB del 106%.
Si se piensa en lo difícil que sería mejorar esas cifras, se puede tener una idea de la magnitud del problema de solvencia de Irlanda. Una consolidación fiscal adicional de 5.000 millones de euros sería enorme y, aun así, en el improbable supuesto de que una cantidad todavía mayor de recortes no acabe con el crecimiento, el déficit fiscal seguiría representando el 6% del PIB, y la relación entre deuda y PIB ascendería al 102%.
En parte, podría tratarse de un problema de voluntad política, pero Irlanda parece estar en mala posición para llevar a cabo este ajuste fiscal. La triste realidad es que el rescate de los bancos irlandeses y el déficit fiscal de un tercio del PIB en 2009 han puesto las cuentas fiscales y la deuda de Irlanda en una trayectoria insostenible.
La pregunta, por tanto, es cómo ayudar al país. La UE lucha por controlar la crisis irlandesa y necesita un abanico de opciones para ayudar a las economías periféricas en apuros. Un crédito de reserva clásico del FMI combinado con un esfuerzo presupuestario irlandés importante y garantías para los acreedores podrían haber bastado. Los mensajes contradictorios de la UE han hecho que Irlanda sea aún más vulnerable. -
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