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Reportaje:Apuntes

Una oportunidad tras la tormenta

La productividad es baja, el nivel educativo, preocupante y la población envejece, pero el territorio valenciano podría convertir en un filón parte de sus debilidades

Ignacio Zafra

Malas y buenas noticias: la Comunidad Valenciana atraviesa serios problemas y presenta una lista de debilidades estructurales lo bastante larga como para que las cosas empeoren; afrontándolas adecuadamente, sin embargo, buena parte de esas debilidades podrían convertirse en fortalezas. Es un resumen telegráfico de lo tratado en el I Foro sobre Innovación, Economía y Calidad de Vida, encuentro organizado por el Instituto de Biomecánica de Valencia, centro mixto de la Universidad Politécnica y del CSIC, que se ha fijado el ambicioso objetivo de describir la situación y las oportunidades del territorio a través de la economía, la sociología, la demografía y la tecnología, con los conceptos de sostenibilidad y calidad de vida como ejes.

Si la mejora de la educación empezara hoy, el resultado se notaría en 2025

Empecemos por las debilidades. La economía valenciana arrastra bajos niveles de productividad y de valor añadido en sus empresas. Tiene un escaso comportamiento innovador (sobre todo en el plano organizativo y de mercadotecnia), y de un limitado uso de las ventajas de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y la logística. Sus industrias manufactureras son pequeñas (menos de 1.000 tienen más de 50 trabajadores); se han orientado mayoritariamente hacia una competencia basada en el precio, y se han distanciado de la evolución real del consumo, más preocupadas por el producto que por el enfoque de mercado. Todo lo anterior lo explicó ayer el profesor y ex consejero de Industria socialista Andrés García Reche.

La tasa de mayores de 64 años alcanza el 17% de la población, cuando en 1900 era del 5%. Y las previsiones señalan que "la maduración" de la sociedad (en palabras del sociólogo y vicerrector de la Universitat de València, Antonio Ariño) se acelerará: hacia mitad de siglo, la tasa se elevará al 30% y España será uno de los tres países más envejecidos del mundo, junto a Italia y Japón. Para que el sistema económico se sostenga será necesaria la completa incorporación de la mujer al trabajo y la recepción de inmigrantes. Pero la imagen de estos se ha deteriorado gravemente en los últimos 10 años.

El territorio valenciano tiene un número de universitarios similar al de la OCDE pero su tasa de fracaso y abandono escolar duplica la media de los países desarrollados y está por encima de la española. "Sin una inversión importantísima en preescolar, primaria y secundaria nuestros capitales educativos serán muy bajos. Y esto no se resuelve en cinco años. Si empezáramos hoy, notaríamos sus efectos entre 2025 y 2030", concluyó Ariño.

¿Y qué hay de las oportunidades? Según cómo se mire, la comunidad autónoma tiene un tejido empresarial formado por muchas y diversas pequeñas empresas y ello, además de debilitarlas, debería permitirles ser ágiles, tener capacidad de reorientarse y de establecer conexiones cruzadas, en la descripción de Miguel Tito, director de desarrollos de mercados del Instituto de Biomecánica. Las industrias valencianas están dedicadas a producir bienes para las personas, desde ropa a muebles, pasando por cerámica, y eso está llamado a ser un punto fuerte a medida que gane terreno una economía centrada en la calidad de vida.

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El territorio cuenta con un clima muy favorable (casi un 90% de días soleados) y con la excelente reputación del estilo de vida mediterráneo, destacó García Reche. Ese estilo de vida está a su vez relacionado con la especialización de las actividades valencianas: el turismo y la construcción residencial (que podrían reconducirse a un patrón sostenible), las industrias del hábitat, indumentaria, agroalimentaria y otras.

Tiene una importante masa crítica disponible (universidades e institutos tecnológicos). Y puede convertir la amenaza del envejecimiento en un filón con las herramientas adecuadas, como la ley de Dependencia. "Esa ley se trata como un programa social o de redistribución de renta", dijo el ex consejero, "cuando en realidad ofrece muchas oportunidades empresariales, de servicios y tecnológicas".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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