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HERRAMIENTAS

La Biblioteca Nacional jubila el microfilme para sus fondos

El centro cultural cambiará en 2011 a tecnologías digitales más eficaces

Tomàs Delclós

El microfilme es una especie tecnológica, otra, en extinción. Nacido en el siglo XIX, va camino de sobrevivir únicamente en las películas de espías. La Biblioteca Nacional de España (BNE), por ejemplo, dejará de usarlo en 2011. La Biblioteca de Cataluña hace tres años que no lo emplea.

La alternativa de la BNE es digitalizar los archivos en formato TIFF, de mucha mayor definición y con ventajas añadidas como las de poder etiquetar e incluir información para la documentación del archivo. La biblioteca está trabajando en la gestión de estos repertorios digitalizados ya que el CD, habitual recurso de almacenamiento, tampoco presenta garantías de una vida longeva. Es el problema de la obsolescencia tecnológica, al que las entidades centradas en la conservación del patrimonio deben hacer frente.

La BNE y la de Cataluña rastrean la información de las webs .es y .cat
El sitio Archive.org guarda la historia del Internet en castellano
Los soportes analógicos tampoco tienen la eternidad garantizada
El escáner ofrece unas posibilidades técnicas mucho mayores

Pepa Michel, directora de Biblioteca Digital y Sistemas de Información de la BNE, explica que la opción digital garantiza tanto el servicio de divulgación como el de preservación de originales en peligro, como libros en papel ácido, un papel que se come a sí mismo y que demuestra que los soportes analógicos tampoco tienen la eternidad asegurada. Algunos, simplemente, se esfuman.

"La BNE quiere dejar de microfilmar el próximo año porque estamos trabajando en tener un respaldo de preservación digital. Esto significa asegurar y poner todos los medios necesarios para que los objetos digitales puedan ser localizados, estén completos y sean comprensibles y legibles en el futuro", comenta Michel. Otro argumento a favor de dar este paso es la calidad. "El escáner es capaz de captar la textura del soporte analógico, los tonos del original -si este es a color-, etcétera, frente a las posibilidades limitadas de las microformas". Además, cuenta Michel, la restauración digital permite recuperar contenido dañado, una maniobra que es imposible con los microfilmes.

No se trata de una migración tecnológica insólita. La Biblioteca de Cataluña, por ejemplo, hace tres años que ya no microfilma nuevos archivos, aunque mantiene los equipos lectores para la consulta del fondo, explica Elvira Permanyer, jefa de los servicios de preservación de documentos de la entidad. Sobre la digitalización de fondos, la biblioteca catalana tiene un convenio con Google.

Otro frente al que deben dar respuesta es la salvaguardia del patrimonio que se crea y desaparece en Internet. La BNE tiene un proyecto entre manos: salvar las páginas web con el dominio .es. Los sitios de Internet se transforman y muchas veces se sustituye la información que albergaban por una nueva sin que se conserve la anterior. Para guardar la memoria de lo que ha estado en Internet hay distintos proyectos internacionales para almacenar páginas. El más conocido es el de Archive.org, una entidad radicada en Estados Unidos, que es con quien, precisamente, colabora la BNE en este proyecto.

La primera recolección completa se realizó en diciembre de 2009, duró aproximadamente cuatro semanas y dio como resultado un total de más de 317 millones de direcciones. Tras este rastreo masivo se hizo uno de parcheado para cubrir eventuales huecos. En lo que va de 2010, se han realizado dos recolecciones y para este mes se prevé que tenga lugar la tercera y última, de acuerdo con el contrato vigente. En estas dos recolecciones de 2010 se ha incrementado el número de direcciones archivadas en otros 300 millones más (155 millones en primavera y algo más en verano).

Además de proseguir con los rastreos masivos, la BNE se plantea ahora el poder hacer recolecciones selectivas sobre temas concretos. De momento, la información recogida sigue almacenada en Estados Unidos. A medio plazo, la colección deberá albergarse en sistemas propios de la biblioteca debidamente documentados.

También la biblioteca catalana está pendiente de la preservación del patrimonio de Internet. En colaboración con el centro de supercomputación de Cataluña, que se encarga del rastreo y almacenamiento, ha iniciado la documentación de las web con el dominio .cat, cuyo registro se abrió en 2006. Actualmente tiene 30.481 webs y 53.249 capturas de las mismas. La Fundació puntCat colabora en el proyecto suministrando el listado de las nuevas direcciones registradas para poder mejorar el seguimiento de las mismas. Con todo, para documentar el Internet catalán, la biblioteca también está atenta a otros dominios de Internet como el .es o el .com. En el País Vasco, un proyecto similar de conservación del patrimonio digital propio está encabezado por Ondarenet.

La tecnología busca conservar los libros en soportes digitales.
La tecnología busca conservar los libros en soportes digitales.RICARDO GUTIÉRREZ

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