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Ruiz Amezcua investiga el poema 'Aceituneros'

Ginés Donaire

El escritor y poeta jiennense Manuel Ruiz Amezcua ha buceado en los orígenes del poema Aceituneros en una investigación en la que reivindica la contribución de estos versos a la memoria histórica.

El poeta alicantino se casó con la quesadeña Josefina Manresa y, durante la Guerra Civil, ambos se trasladaron al Frente de Jaén, donde Miguel Hernández fue destinado como comisario de Cultura al servicio de la República. De este modo, el también autor de Viento del pueblo, empezó la confección de la revista Frente Sur que se editaba en Baeza. Y fue en esta publicación, revela Ruiz Amezcua, donde apareció publicado por primera vez el poema Aceituneros. "Gracias al poder del verso, gracias al poder de las palabras este poema es un descenso a la memoria histórica y a la memoria colectiva. Gracias a la palabra este poema es una defensa de la dignidad humana", subraya Amezcua, para quien se trata de "una poesía de la experiencia, de una experiencia extrema: la experiencia de la injusticia". A su juicio, el poema "encierra una carga más que profunda: la conciencia de los desposeídos, ese vacío eterno que pertenece a la experiencia de tantísimos millones de personas arrojadas a los corrales de la historia".

"A Miguel Hernández, después de condenarlo a la muerte, quisieron condenarlo al olvido", señala el escritor jiennense junto a la casa de la céntrica calle Llana de Jaén donde pocos saben que el poeta alicantino vivió durante algunos meses recién casado con Josefina y donde empezó a esbozar los primeros versos para la revista Frente Sur.

Para Ruiz Amezcua, "lo de Miguel Hernández es una cuenta más en un rosario siniestro". Y se justifica: "A Miguel le ofrecieron la libertad a cambio del arrepentimiento. Tenía que arrepentirse de todo lo escrito. Y él les dijo que no. Que él era un poeta y había defendido sus ideas con las palabras. Y esa fue su condena. Abandonado por todos, menos por tres o cuatro, murió comido por la enfermedad y los piojos. Después de darle a la lengua española uno de sus más raros tesoros. Ése fue el pago".

Así las cosas, Ruiz Amezcua reivindica para el poeta de Orihuela el reconocimiento institucional del que no ha gozado hasta ahora en Jaén: "¿ Dónde está el poema que nos escribió, escrito en piedra para alegría de los ciudadanos? ¿En qué plaza, en qué jardín? Me refiero a ese poema que circula por el mundo y que nos ha hecho universales, el que se ha convertido en el verdadero himno de estas tierras. ¿Dónde está la estatua que recuerde a Miguel Hernández? Dónde está la avenida Miguel Hernández? ¿Dónde está la avenida Andaluces de Jaén? ¿Dónde está el Nuevo Teatro Miguel Hernández? Y el olvido siguió vivo, creciendo y creciendo", se lamenta Manuel Ruiz Amezcua.

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