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Tribuna:La firma invitada
Tribuna
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El futuro del sistema financiero

Santiago Carbó Valverde

Para salir de la crisis las empresas necesitan a las entidades financieras, estas necesitan a aquellas y la economía a ambas. Bien es cierto que también podría decirse que las empresas y las entidades financieras precisarían de una economía más vigorosa y generadora de empleo y de menos incertidumbre para que los mecanismos de financiación e inversión se reactivaran. Es un conocido esquema circular en el que la vertiente real y financiera de la economía se retroalimentan. Ahora bien, en una situación como la actual, la economía española no puede permitirse una recuperación sostenida sin crédito (creditless recovery).

En Estados Unidos se mantiene un debate similar. El pasado mes de agosto, en la famosa reunión de Jackson Hole, el papel del crédito como eje de la recuperación fue ampliamente discutido y debatido. Especial atención se ha prestado a la intervención del matrimonio de economistas Carmen y Vincent Reinhart, quienes señalan que la crisis ha venido precedida de una expansión desmesurada del crédito en la última década y estiman que serían precisos al menos otros diez años de crecimiento mucho más moderado del crédito para corregir el excesivo endeudamiento generado. Si finalmente esto se traducirá o no en una década perdida en cada país depende de muchos factores. Entre ellos, de la capacidad de adaptación de la industria financiera a este nuevo entorno.

Para salir de la crisis la empresa necesita a la banca, esta necesita a aquella y la economía a ambas
Alianzas e integración son una alternativa para que la banca minorista gane mercados y dimensión

Tratar de delimitar los horizontes por los que pueden guiarse los servicios bancarios en los próximos años deviene un ejercicio tan complejo como decisivo y más importante aún en países como España, donde el tejido productivo es especialmente dependiente de la financiación externa bancaria.

¿Qué modelo bancario puede dar respuesta a las necesidades financieras de las empresas en un entorno de elevada incertidumbre? Todas las entidades financieras, diversificadas o no, afrontan un entorno macroeconómico débil y el agotamiento de ciertas líneas de negocio que ahora están llamadas a su redefinición. En el caso español es preciso tener en cuenta que el agotamiento de negocios como los vinculados al sector inmobiliario es particularmente significativo. Asimismo, tanto el sector privado como el público están afrontando un desapalancamiento considerable para reducir los elevados niveles de deuda que se habían generado en los últimos años. Las entidades bancarias no son una excepción. Parte de la economía política que marca la reforma y reestructuración puesta en marcha está abocada a reducir la deuda inmobiliaria bancaria. El Banco de España se ha encargado de recordar estos días que la exposición crediticia potencialmente problemática de las entidades bancarias alcanza ya los 180.000 millones de euros, algo que parece apuntar a la necesidad de una mayor reestructuración.

Durante 2008 y 2009, la estrategia generalizada del sector bancario fue de una vuelta a los fundamentos básicos (back to the basics), en la que las entidades financieras se centraron en la captación de pasivos tradicionales (depósitos) y derivaron sus inversiones hacia activos seguros como deuda o créditos de la máxima calidad crediticia en un "vuelo hacia la calidad" (flight to quality). Esta estrategia está permitiendo reestructurar el negocio y sanear, al menos en parte, los balances pero no es suficiente, por sí sola, para proporcionar una viabilidad a largo plazo, que solo puede dar un negocio recurrente sólido.

Como indicamos ya en un artículo en Cuadernos de Información Económica nº 218, publicado por Funcas, entre los ejes que pueden determinar un nuevo modelo bancario minorista en España, es preciso conceder un lugar propio y destacado a la financiación de empresas y, en particular, de las pymes. Por un lado, porque no parece plausible que el sector inmobiliario vaya a retomar su peso en la financiación crediticia durante mucho tiempo ni que lo vuelva a hacer como lo hizo en los años que precedieron a la crisis. Por otro lado, porque el sobreendeudamiento de los hogares se está corrigiendo lentamente, lo que dificulta el repunte del consumo. El sector empresarial es el que está llamado, como así parece mostrar su incipiente reactivación, a tirar de la economía e impulsar la recuperación.

En este sentido, será particularmente importante la diversificación del crédito hacia pymes y sectores con proyección de futuro en industrias con un alto componente innovador. Se trata de operaciones más complejas con riesgos menos conocidos en la gestión habitual de las entidades minoristas españolas, que requieren un diseño proactivo y una reorientación de las capacidades de los recursos humanos hacia estos nuevos retos.

Un sistema único de evaluación (screening) no basta para poder explotar el potencial de negocios rentables que no siguen los estándares habituales en cuanto a garantías colaterales aportadas, cash-flow y otros parámetros fundamentales de evaluación. Entre los aspectos que podrían favorecer este desarrollo de la banca a empresas, debe considerarse que la banca minorista española podría explotar en mayor medida su modelo "relacional", caracterizado por su cercanía al cliente y su especial conocimiento del territorio donde actúa.

En todo caso, para desarrollar este nuevo modelo de banca minorista de empresas, es preciso llevar la banca relacional más allá, apoyada, al menos, en dos pilares: un sistema renovado de gestión integral del riesgo y una concepción de la oficina como representación del total de la entidad.

En lo que a gestión del riesgo se refiere, se trata de contar con un sistema de información y procesos completo e integrado, con diferentes sistemas de evaluación en función del sector y las características de las empresas.

En cuanto a la transformación de la oficina, se trata de un cambio en ese modelo de banca relacional, que debe concebirse como un símbolo distintivo de la entidad, en la que los recursos humanos de cada oficina cuentan con capacidades comerciales y técnicas para, al menos, atraer e iniciar la tramitación y evaluación de financiación de nuevos proyectos empresariales. Esta filosofía lleva a la concepción de la oficina como una representación fidedigna de la entidad y no como una parte aislada de capacidades comerciales limitadas.

Por otro lado, parece conveniente que las entidades financieras minoristas actúen de forma más decidida para apoyar la iniciativa empresarial y, para ello, otra perspectiva del nuevo negocio bancario viene dada por la diversificación de mercados geográficos. Considerando el elevado nivel de competencia al que se enfrenta la banca minorista, las estrategias de alianzas e integración para alcanzar nuevos mercados y dimensión, resulta una alternativa fundamental para poder explotar nuevas economías de escala y de gama. Este cambio afecta también a los canales de distribución y la tecnología. En este punto, se trata de sustituir el modelo de servicios financieros minoristas estandarizado por un modelo más diversificado e, incluso, personalizado. Este enfoque supone un salto desde la oficina física como único eje comercial, a un modelo mixto físico-virtual que cuya demanda comienza a madurar y sobre el que ya no caben dudas sobre su desarrollo. Esto implica la coexistencia de varios formatos de distribución comercial como la oficina, la banca online, la banca móvil, cajeros automáticos, terminales en punto de venta e, incluso, el marketing directo de productos no financieros.

En definitiva, se trata de un cambio en la industria bancaria que, en parte, es de naturaleza cultural, ya que obliga a formar y mentalizar a los recursos humanos en capacidades extendidas, con la vista puesta en un conjunto más amplio de sectores y con formas de concebir la oficina y la clientela más amplias que las hasta ahora consideradas. Este esfuerzo se desarrolla, además, en paralelo a la adaptación a una nueva regulación más exigente y en un entorno macroeconómico en el que siguen persistiendo las dudas sobre la recuperación.

En suma, la transición en España hacia un deseado modelo de crecimiento más diversificado y sostenible tiene en el sector bancario un punto de referencia fundamental.

Santiago Carbó Valverde y Francisco Rodríguez Fernández son, respectivamente, catedrático y profesor titular de Análisis Económico de la Universidad de Granada.

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