Capitalismo
En el último libro de cuentos del siempre estimulante Sherman Alexie, Diez pequeños indios, aparece un catedrático de Economía transformado en mendigo. Bonita imagen. Dice algo curioso: "Saber de economía significa que sabes de números, no que sabes de gente". Nouriel Roubini, que presume de ser uno de los pocos expertos que alertó sobre la crisis, ha dicho que no hay forma de hacer una buena película sobre el capitalismo. Para él, la realidad es más dramática, impredecible y sorprendente que cualquier película. En realidad, las películas no se inventaron para tratar grandes temas, solo las malas son grandilocuentes. Las buenas eligen una perfecta metáfora, muchas veces minúscula, y acaban por adquirir universalidad desde la modestia de mirar a un ser humano concreto en lugar de aspirar a lo absoluto.
Ni las dos partes de Wall Street, ni siquiera la vieja cinta clásica de Capra, Qué bello es vivir, por más que hable de la esperanza más allá de la realidad bancaria, son esa película. Tampoco Capitalismo, una historia de amor, de Michael Moore, ahora en los canales de pago. Al menos, Moore, excesivo hasta en el apellido, usa sus bufonadas impertinentes para filmar el desahucio de varias familias. Ni los brokers fotogénicos ni las jugadas maestras en Bolsa retratan mejor el desamparo que la pérdida de la casa propia. En California, meca del cine de consumo, solo en el último trimestre 85.000 hogares han recibido notificación de embargo. Más cerca no pueden tener el argumento de su película.
También puede resultar excesiva, para los amantes del silencio acrítico, la indignación del presidente ecuatoriano Correa por el trato hipotecario que ha sumido en la tragedia a tantos de sus compatriotas en la España del pelotazo. Muchos fueron engañados, manipulados y timados por instituciones tan irreprochables como bancos, cajas de ahorros, tasadoras e inmobiliarias, que aún ahora pretenden embargarles su miseria. Ellos nos colocaban la silla a mesa del G-8, hoy nos molesta su presencia. Si miramos bien, todas las películas que hablan de la gente, hablan del capitalismo, las felices y las tristes.
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