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Reportaje:

El precio del vandalismo ultra

La UEFA castiga a Serbia con la derrota por 3-0 ante Italia y un encuentro a puerta cerrada por la violencia de sus hinchas - La 'azzurra', apercibida de sanción por fallos en la seguridad

Juan Morenilla

La violencia desatada de los ultras serbios le ha costado a su selección una derrota por 3-0, una multa de 120.000 euros y un encuentro internacional como local a puerta cerrada. Así lo decidió ayer el Comité de Control y Disciplina de la UEFA, reunido en Nyon (Suiza), que escuchó a las partes acusadas, a los representantes de las federaciones y a los árbitros y dictó sentencia: Italia gana el encuentro por goleada -en el Grupo C de la fase clasificatoria para la Eurocopa de 2012, el conjunto italiano es ahora primero con 10 puntos y el serbio quinto con cuatro-, Serbia jugará el próximo encuentro sin público y se arriesga a otro partido a puerta cerrada si se repiten los incidentes con sus ultras en los próximos dos años y la federación italiana deberá pagar 100.000 euros por fallos en la seguridad en el estadio de Génova y también deberá jugar un encuentro a puerta cerrada si se repiten dichos errores en un plazo de dos años.

El Italia-Serbia del pasado día 12 fue un nido de vandalismo. El portero serbio, Stojkovic, se negó a jugar por las amenazas de los ultras serbios, seguidores en su mayoría del Estrella Roja, que le recriminan su militancia ahora en el eterno rival, el Partizán de Belgrado. Los radicales lanzaron al campo bengalas que pasaron cerca de los futbolistas y entraron al estadio con navajas, cuchillos, piedras, petardos y otros objetos contundentes. Su líder, Ivan Bogdanov, cortó una de las redes protectoras con unos alicates... Hasta que el árbitro suspendió el choque tras jugarse solo seis minutos y mandó a los equipos a los vestuarios. La suspensión desencadenó un cruce de acusaciones de los autoridades policiales y políticas de Italia y Serbia. Las primeras criticaron la falta de cooperación del Gobierno serbio y la ausencia de previsión de los movimientos de los 1.800 ultras que viajaron a Génova; las segundas, que las fuerzas policiales italianas no supieran contener a los aficionados y fallaran en el dispositivo de seguridad. Bogdanov fue detenido después del encuentro cuando se había escondido en el hueco del motor del autobús en el que los hinchas serbios pretendían volver a casa. Y sigue detenido en Italia a la espera de un juicio.

Serbia malvive todavía con la violencia de sus hinchas. Como denunció en este periódico Miroslav Djukic, ex seleccionador serbio, los radicales están acostumbrados a contar con la vista gorda y el apoyo de Estrella Roja y el Partizán, reciben el apoyo de los clubes, el Gobierno no toma medidas y la bola crece porque los grupos violentos se regeneran continuamente con aficionados más jóvenes por mucho castigo que imponga la UEFA.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.
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