Mareas y mareos
Ignasi Guardans, el cesado director general del ICAA, sugiere que ciertos productores de cine conspiran en la sombra. "Hay alguna gente que cree que cambiar al director general basta para que las cosas cambien en su propio beneficio". Nada nuevo. El propio Guardans recordará que algo parecido le ocurrió a su predecesor, Fernando Lara. Muchas protestas había acumulado Lara, la mayoría por no haber cedido a ciertos intereses de esos productores. Dice Guardans: "En el caso del cine uno está permanentemente vigilado por los propios destinatarios de las ayudas públicas, que deciden quién conviene que esté allí y quién no".
Guardans es un hombre polémico, y aunque ha tenido razón en algunas de sus diatribas, le ha ido perdiendo un incontrolable afán de poner sus reales sobre cualquier tema. Pero si ahora concluye afirmando que "ha habido fraude en las subvenciones al cine, pero como ha habido fraude en cualquier otro sector", debería dar más explicaciones. También inoportuno es ese movimiento iniciado para exigir la dimisión de Eduardo Campoy, recién elegido director provisional de la Academia, a la espera de que se encuentre a la persona que sustituya en ese cargo a quien ha sustituido a Guardans en el suyo. Este rechazo tiene su razón en aquellas intolerables declaraciones que hizo Campoy pidiendo la cabeza de Marisa Paredes, entonces presidenta de la Academia, con motivo de la ceremonia de los Goya del "No a la guerra". En aquel tiempo gobernaba el PP, y muchos productores querían llevarse bien con la autoridad. Lo de siempre.
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