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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dímelo en noruego

Javier Vallejo

El bailarín, coreógrafo y director teatral noruego Jo Strømgren irrumpió en España el invierno pasado con The society, divertida parodia del destino de la vieja Europa, simbolizada por una tranquila oficina cuya vida se altera al descubrir que sus enseres están siendo sustituidos por otros made in China y que eso es la avanzadilla de una orientalización general imparable. "El dragón asiático nos está colocando bajo sus alas", parecía advertirnos Strømgren.

Ahora el Centro Dramático Nacional presenta de una tacada dos espectáculos suyos. The convent, que abre la velada, nos planta en el interior de un convento donde los asuntos terrenales entran en pugna con los del espíritu. The experiment muestra a cuatro voluntarias encerradas durante un ensayo científico ruso. En ambos casos, el trabajo de su director se sostiene sobre un breve reparto femenino que actúa, canta y baila de manera extraordinaria en un sencillo espacio escénico divinamente iluminado por Stephen Rolfe. Pero si en The society había una idea dramatúrgica clara a cuyo servicio se ponía todo lo demás, en este programa doble hay más bien un despliegue de efectos cómicos de carácter temático.

THE CONVENT / THE EXPERIMENT

Guión, coreografía, escenografía y dirección: Jo Strømgren. Intérpretes: U. M. Broch, M. Stolp, K. Varjord. Teatro Valle-Inclán. Hasta el 24 de octubre.

Como Hergé en las aventuras de Tintín, Strømgren teje cada uno de sus espectáculos en torno a un tema arquetípico, lo dibuja con línea clara y lo sitúa en un país diferente. Su lenguaje corporal, emparentado con la pantomima clásica polaca y con Jéröme Deschamps, se apoya en lenguas inventadas que le permiten trabajar el gesto en corto, sin subrayados mímicos. Los personajes de The convent hablan en un alemán suizo de mentirijillas; los de The experiment, en un seudorruso cacofónico, y los de otros montajes, en neoislandés, falso finés o grammelot polaco.

En The convent hay un desequilibrio evidente entre la excelencia de los medios expresivos utilizados y la dramaturgia, abundante en cabos sueltos y pistas falsas: parece que en escena se estuviera dilucidando algo más de lo que al final sacamos en claro. Igual sucede en The experiment, fantasía paródica cuyos referentes obvios son las películas de ciencia-ficción antiguas, el cabaré, El lago de los cisnes y los dramáticos infantiles televisivos. El público del estreno salió dividido y un tanto desconcertado.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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