Babélica Manifesta
El artista Thierry Geoffroy (Nancy 1961), reconocido bienalista, lo tiene claro: "Hay mucha más gente viendo la televisión que visitando museos". De ahí que se haya uniformado de reportero colonialista (pantalón corto caqui, salacot y pajarita) y, desde hace algunas semanas, recorra las calles de Murcia y Cartagena interrogando y grabando (emergencyrooms.org/manifesta.html) a todo tipo de gentes sobre "el diálogo con el norte de Europa". Un corresponsal que no deja de cuestionar el porqué del argumento que plantea la última edición de Manifesta, la nómada bienal europea de arte contemporáneo con sede administrativa en Ámsterdam y que en esta su octava edición se traslada a esta región levantina. Desde su espacio-celda en la prisión de San Antón (una de las 14 ubicaciones de Manifesta 8), Geoffroy proclama con una pintada en la pared que cede el lugar a cualquier artista africano. Lo tiene difícil: de los 110 artistas de la sección oficial solo ocho han nacido o residen habitualmente en el norte de África.
Hasta su clausura, el 9 de enero, podrán ser visitados en la ciudad de Murcia tradicionales espacios expositivos y arrumbados edificios, abiertos expresamente para albergar esta babélica Manifesta. Emblemáticos inmuebles como la antigua oficina de Correos y Telégrafos y los dos primeros pabellones militares del cuartel de Artillería, se encontraban en estado ruinoso tras más de treinta años de abandono. También en Cartagena se ha abierto al público la prisión de San Antón, que este mismo año ha dejado de funcionar como tal. Las obras de arte se han acomodado en los desconchados interiores, lugares inhóspitos que el arquitecto Martín Lejárraga ha tenido que vehicular con escuetos remoces a las líneas argumentales de los tres equipos curatoriales para crear burbujas creativas en edificaciones que rezuman disciplina, reeducación y control moral. Hay cruces simbólicos entre espacios y okupas: los artistas exponen en el campamento militar y la cárcel y las imágenes digitales de los presos se proyectan en el Museo de Bellas Artes de Murcia.
Country Europa es el trabajo colectivo de autorrepresentación fotográfica, resultado de un taller impartido por Marcelo Expósito (Puertollano, 1966) y Verónica Iglesia (Buenos Aires, 1972) en el Centro Penitenciario de Murcia, en el que también ha intervenido Nada Prjla (Sarajevo, 1971), quien ha logrado que los presos se grabaran sin abandonar los muros. Otro artista, David Rych (Innsbruck, 1975), reproduce el encuentro entre presos y jóvenes ingresados en reformatorios. El resultado subraya las nuevas formas del poder: vigilar (sin) castigar.
La Fundación Manifesta, que ha dispuesto de un presupuesto de tres millones de euros para producir la programación, ha encargado a tres colectivos independientes la selección de artistas. Los proyectos anteriormente reseñados pertenecen al programa de Chamber of Public Secrets (CPS), amparado por Khaled Ramadan y Alfredo Cramerotti. Desde Copenhague y Oriente Próximo, a través de prácticas de producción en los mass media, fomentan diálogos que trasladan al dominio público el periodismo estético donde la realidad deviene artificio. "El resto es historia", es el lema de la estimulante propuesta que podemos iniciar en Cartagena desde el pabellón de autopsias con El proyecto de las baterías, de Laurent Grasso (Francia, 1972), artista que disecciona en sus trabajos los dispositivos de control y vigilancia, por lo que ha recorrido el litoral cartagenero buscando los emplazamientos militares que lo jalonan. Las vigilantes baterías observadas desde la costa y el zumbido de un submarino se transfiguran en inquietantes situaciones sociopolíticas. CPS también ha logrado abrir las puertas de la prisión de San Antón a los artistas con un permiso especial de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. En la primera celda, un documental de Abed Anoud (Líbano, 1963) revela la sórdida historia del enclave con aportaciones de diversos protagonistas, entre los que destaca la erudición del historiador Pedro Egea. Este documento sirve de base para el recorrido guiado de Khaled Hafez (El Cairo, 1963), quien también presenta dos narraciones radiofónicas cuyo guión recorre la biografía de dos murcianos universales: los místicos sufís Abbul Abbass al Murci e Ibn Arabí. Podemos seguir hacia el fondo de la galería observando los murales pintados por los presos, allí nos encontraremos con la atronadora propuesta de Brumaria (Madrid, 2002). Descargas de metralletas, silbidos de ambulancias, turbias imágenes de guerra y un libro: Violencias expandidas. Lo resumo con la frase de Bertolt Brecht que fulminó a sus gestores: "La violencia es necesaria para cambiar este mundo asesino".
En la asociación de vecinos de Santa Lucía se exhibe una ampliación del Archivo FX de Pedro G. Romero (Aracena, 1964), seleccionado por los asamblearios Tranzit.org (Austria, República Checa, Hungría y Eslovaquia) cuyo plan expositivo se estructura en torno a un cuestionario de cuarenta preguntas denominado CET: Constitución para una exposición temporal. Sus conclusiones poscolonialistas y poscomunistas pueden verse en el cuartel de Artillería, cuyos pabellones han sido desescombrados por presos sujetos al tercer grado penitenciario que, en su programada readaptación social, han trabajado para la organización de Manifesta 8, según nos confirma la coordinadora general Esther Regueira.
Las propuestas de artistas más mediáticos se encuentran en el centro de Murcia en Correos. El irlandés Willie Doherthy (Derry, 1959), candidato en dos ocasiones al Premio Turner, ha presentado una decepcionante videocreación resuelta con una cincuentena de anodinos planos cortos grabados bajo uno de los puentes que cruza el río Segura, mientras Simón Fujiwara (Londres, 1982), ganador del Premio Cartier 2010, se acomoda a una arquitectura que rezuma tiempo por su deterioro para integrar una de sus falsas narraciones basadas en el descubrimiento arqueológico de un falo gigante hallado en el desierto. Estas propuestas son parte del comisariado de Alexandria Contemporary Arts Forum, representados por Bassam el Baroni y Jeremy Beaudry, quienes rubrican su discurso electivo con el título Overscore (tachadura).
www.manifesta8.com
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